Special Focus

AWID is an international, feminist, membership organisation committed to achieving gender equality, sustainable development and women’s human rights

Women Human Rights Defenders

WHRDs are self-identified women and lesbian, bisexual, transgender, queer and intersex (LBTQI) people and others who defend rights and are subject to gender-specific risks and threats due to their human rights work and/or as a direct consequence of their gender identity or sexual orientation.

WHRDs are subject to systematic violence and discrimination due to their identities and unyielding struggles for rights, equality and justice.

The WHRD Program collaborates with international and regional partners as well as the AWID membership to raise awareness about these risks and threats, advocate for feminist and holistic measures of protection and safety, and actively promote a culture of self-care and collective well being in our movements.


Risks and threats targeting WHRDs  

WHRDs are exposed to the same types of risks that all other defenders who defend human rights, communities, and the environment face. However, they are also exposed to gender-based violence and gender-specific risks because they challenge existing gender norms within their communities and societies.

By defending rights, WHRDs are at risk of:

  • Physical assault and death
  • Intimidation and harassment, including in online spaces
  • Judicial harassment and criminalization
  • Burnout

A collaborative, holistic approach to safety

We work collaboratively with international and regional networks and our membership

  • to raise awareness about human rights abuses and violations against WHRDs and the systemic violence and discrimination they experience
  • to strengthen protection mechanisms and ensure more effective and timely responses to WHRDs at risk

We work to promote a holistic approach to protection which includes:

  • emphasizing the importance of self-care and collective well being, and recognizing that what care and wellbeing mean may differ across cultures
  • documenting the violations targeting WHRDs using a feminist intersectional perspective;
  • promoting the social recognition and celebration of the work and resilience of WHRDs ; and
  • building civic spaces that are conducive to dismantling structural inequalities without restrictions or obstacles

Our Actions

We aim to contribute to a safer world for WHRDs, their families and communities. We believe that action for rights and justice should not put WHRDs at risk; it should be appreciated and celebrated.

  • Promoting collaboration and coordination among human rights and women’s rights organizations at the international level to  strengthen  responses concerning safety and wellbeing of WHRDs.

  • Supporting regional networks of WHRDs and their organizations, such as the Mesoamerican Initiative for WHRDs and the WHRD Middle East and North Africa  Coalition, in promoting and strengthening collective action for protection - emphasizing the establishment of solidarity and protection networks, the promotion of self-care, and advocacy and mobilization for the safety of WHRDs;

  • Increasing the visibility and recognition of  WHRDs and their struggles, as well as the risks that they encounter by documenting the attacks that they face, and researching, producing, and disseminating information on their struggles, strategies, and challenges:

  • Mobilizing urgent responses of international solidarity for WHRDs at risk through our international and regional networks, and our active membership.

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Explorando la libertad a través de la educación, la acción, unidad y solidaridad

Explorando la libertad a través de la educación, la acción, unidad y solidaridad

Sentimos Diverso nació el 12 de marzo de 2006 en Bogotá, Colombia, y desde 2010 se estableció en Quito, Ecuador, lugar en el que actualmente se desarrollan las actividades del colectivo. Se definen como un  «colectivo feminista que se moviliza para crear y desarrollar proyectos y acciones que empoderen a mujeres, adolescentes, jóvenes, y personas con orientaciones sexuales e identidades de género diversas para la exigibilidad de los derechos humanos, sexuales y reproductivos».


Ante la discriminación acción, unión y solidaridad

Sentimos Diverso surgió de presenciar cómo eran perseguidxs dos chicxs, una noche, en localidad de Chapinero, en Bogotá, «vimos cómo eran perseguidxs dos chicxs muy jóvenes, que trataban de entrar a Teatrón, un bar gay muy de moda, por un grupo de bone-heads (una derivación se lxs skinheads con tendencias neonazis). Nunca supimos que pasó con ellxs, pero entendimos que era importante abrir un espacio de homosocialización, que fuera diferente a la rumba, que se convirtiera en un espacio de seguridad y confianza, para ser quiénes éramos. Pensamos que usar el arte y la literatura era un camino, para que lxs jóvenes pudieran expresar sus búsquedas e inquietudes, pudieran encontrarse con ellxs y con otrxs».

Cuando surge el colectivo, lo que querían era que la sociedad en donde vivían, el movimiento juvenil, el sector LGBTI de la ciudad «entendieran qué significaba ser un joven diversx, queríamos entendernos como sujetxs de derecho, queríamos transformar la idea de lo político, enfocarlo en la cotidianidad y visibilizar esas experiencias».

Sentimos Diverso cree en el trabajo en el colaborativo y creativo. Su equipo es multidisciplinario. De izquierda a derecha: Gabrielle, Cristina, Isabel, Lenyn y David.

Entonces, seis amigxs, Catalina, Nikita, Viviana, Marleny, Eduardo y Gabrielle, comenzaron a trabajar. Y la primera actividad que realizaron fue el “Canelazo Literario”, que «precisamente unía el interés por el performance y la literatura, desarrollando talleres alrededor de temáticas como el cuerpo, la ciudad y la diversidad». Convocaron jóvenes que no se definían desde lo LGBTI únicamente, o para quiénes era un peligro hacerlo; «jugamos con los nombres: heteroconfundidx, lesboflexible, bicuriosx, transindecisx, y muchos otros, para que la gente pudiera entender que no éramos tan diferentes». 

Hacia 2010, por los diferentes caminos que les llevó la vida, del grupo original quedaba una sola persona que migró a Ecuador y que se llevó la organización consigo. 

La nueva localización, el nuevo y diferente contexto implicó nuevo retos que llevaron a que el trabajo se ampliara y cubriera las temáticas de los derechos sexuales y los derechos reproductivos, focalizándose el trabajo con mujeres, adolescentes y jóvenes «con quienes además se trabaja en el empoderamiento, la concienciación sobre su contexto, sus derechos y la exigibilidad de los mismos. Este trabajo se realiza a través de metodologías de educación popular, no formal, el arte (teatro, fotografía, video, plástica) y la comunicación». 

Estrategias para llevar adelante un trabajo transformador

Sentimos Diverso lleva adelante sus tareas y compromiso con la transformación social a través de cuatro líneas de trabajo. 

El uso de productos educomunicacionales como una estrategia para abordar los derechos sexuales y derechos reproductivos. El Canguilazo, videoblog para jóvenes siendo observado por estudiantes de un colegio al norte de Quito.

Primero, la línea pedagógica, en la que estrategias lúdicas, vivenciales, artísticas como la pintura, el teatro del oprimido, la fotografía, la escritura creativa y el video les han ayudado a desarrollar metodologías de trabajo para la difusión y abordaje de temas de diversidad sexual y de género, derechos sexuales y reproductivos. Han realizado talleres con diversas poblaciones como adolescentes, jóvenes, personas LGBTIQ, mujeres, refugiadxs, migrantes, víctimas de violencia, madres adolescentes y docentes. 

Dentro de esta línea también han desarrollado publicaciones como: “De cuento en cuento me narro diverso”, producto del trabajo realizado con jóvenes en Bogotá; “12 cosas sobre mí” que es resultado de cerca de cuatro años de actividades con adolescentes en la ciudad de Quito; y “Cirila y Silbato son amigos”, material que sirve como estrategia para prevenir la violencia sexual en zonas de riesgo por desastres naturales.  

La otra es la línea de investigación, desarrollada con el fin de analizar con mayor profundidad las realidades de las poblaciones con las que trabajan. 

«Actualmente estamos en proceso de escritura de las conclusiones de la investigación "Ojos que no ven: Maternidad adolescente, violencia y estrategias de vida", en donde indagamos en las actividades que realizan las madres adolescentes, sus situaciones de explotación laboral, su trabajo en tareas domésticas y de cuidado, su presencia o no en el sistema escolar, sus relaciones familiares y de pareja y las nuevas vulnerabilidades a las que se ven sometidas». 

En esta área también están desarrollando «la creación del hacker space feminista en Ecuador, cuyo objetivo es la seguridad de lxs activistas y el desarrollo de estrategias de autocuidado en el espacio virtual. Actualmente estamos en el proceso de compartir saberes y de desarrollar herramientas para la difusión de esta información». 

La otra línea de trabajo es por medio de  la comunicación, en la que tienen mucho interés y se muestran muy activxs, ya que la página web del colectivo se actualiza de manera periódica, con artículos de análisis, entrevistas sobre lo que sucede en Ecuador y en la región en materia de derechos sexuales, reproductivos, de las mujeres y de la población LGBTIQ. «En 2017 estamos desarrollando un trabajo de periodismo en el cual analizamos estas temáticas desde una visión regional para hacerle seguimiento a los Objetivos de Desarrollo del Milenio, particularmente al relacionado con la igualdad de género. Ya publicamos nuestro primer artículo «No nos pidan que volvamos al silencio».

La cuarta línea clave del trabajo que realiza el colectivo es la de las relaciones interinstitucionales, aquí se centran en el establecimiento de redes con instituciones públicas, organizaciones sociales y activistas. «Consideramos que el trabajo conjunto hace la diferencia y por ello a través de este espacio hemos podido establecer una red de trabajo con otras organizaciones de la región, por ejemplo nos involucramos activamente en la Campaña por la Convención Interamericana de los Derechos Sexuales y Reproductivos, y desarrollamos trabajos como la Escuela Audiovisual Al Borde- Ecuador, liderada por Mujeres Al Borde de Colombia. También estamos incidiendo en los espacios locales, como en el Encuentro feminista de Ecuador el cual tendrá lugar durante 2017». 

Nuestra compañera Ángela, promocionando «12 Cosas sobre mí» durante el Foro de AWID, en Brasil.

Para inspirarnos a reflexionar

El trabajo de Sentimos Diverso es un trabajo que invita a repensar y pensar cómo ir desmontando el heteropatriarcado, y su impronta más creadora parece estar dada en aquella relacionada con la educación. 

Orgullosamente hablan de una de sus publicaciones más reciente, el cuaderno “12 Cosas sobre mí”, el cual recapitula parte del trabajo que realizan con adolescentes y jóvenes en colegios y centros de acogida de la ciudad de Quito.

«El cuaderno está basado en la creatividad y la provocación de reflexiones que si bien han sido pensadas para adolescentes y jóvenes también pueden ser desarrolladas por personas de todas las edades. Partimos de la idea de los libros que proponen temáticas para la escritura creativa y le añadimos nuestra perspectiva artística y pedagógica. De esta manera tenemos 12 preguntas generadoras para reflexionar acerca de la identidad, la memoria, el género, la autoestima, el empoderamiento, la orientación sexual y el proyecto de vida. Esta herramienta educativa surgió de nuestros talleres con adolescentes, de hecho esperábamos lanzar unos manuales educativos, pero después de un proceso de creación al interior de Sentimos Diverso surgió esta idea, la cual ha tenido muy buena recepción y que lanzamos en el 13º Foro AWID. Actualmente lo estamos usando como herramienta de trabajo con adolescentes estudiantes de secundaria en la ciudad de Quito». 

Ellxs saben que la permanencia en el tiempo de una organización o colectivo, muchas veces está determinada por la movilización y obtención de recursos. 
Disfrutando del Foro de AWID: Edward, Ángela, Gabrielle e Isabel participando en los discusiones y aprendiendo en equipo sobre otras estrategias de trabajo y empoderamiento.

Ellxs saben que la permanencia en el tiempo de una organización o colectivo, muchas veces está determinada por la movilización y obtención de recursos. Al comienzo del colectivo se unieron esfuerzos y recursos de lxs miembros del colectivo para el financiamiento. Desde 2007 cuentan con el apoyo de Astraea Lesbian Foundation for Justice, «quienes han creído en nuestro trabajo, en las actividades que hacemos y han sido parte fundamental en nuestro crecimiento como organización social y como activistas, ya que no solo nos han apoyado con recursos económicos, sino con capacitaciones y encuentros que han sido muy importantes para que Sentimos Diverso siga activx». 

Desde 2014 el apoyo de Mama Cash incidió en buena medida en el crecimiento e institucionalización de Sentimos Diverso en Ecuador. «Ahora tenemos algunos proyectos que están creciendo y somos conscientes de que deben tener un presupuesto propio, así que poco a poco vamos consiguiendo gente que decide creernos y se arriesga a apoyarnos. En esas estamos ahora con la IWHC, quién ha querido apoyarnos, con un proyecto que por el momento hemos llamado “especiales Editoriales”, y que está enfocado en fortalecer nuestras habilidades y aprendizajes en el área de Comunicaciones».

Source
AWID

Explorer la liberté à travers l’éducation, l’action, l’unité et la solidarité

Explorer la liberté à travers l’éducation, l’action, l’unité et la solidarité

Née le 12 mars 2006 à Bogota, en Colombie, Sentimos Diverso s’est installée en 2010 à Quito, en Equateur, où se déroulent aujourd’hui les activités de l’organisation. Cette dernière se définit comme un « collectif œuvrant à créer et développer des projets et des actions destinés à autonomiser les femmes, les adolescent-e-s, les jeunes et les personnes ayant des orientations sexuelles et des identités de genre diverses pour l’exigibilité des droits humains, sexuels et reproductifs ». 


Action, union et solidarité face à la discrimination 

L’idée de Sentimos Diverso est apparue après avoir assisté à une scène, un soir, dans le quartier de Chapinero, à Bogota, où « un groupe de bone-heads (une variante de skinheads à tendances néo-nazies) poursuivait deux personnes très jeunes qui essayaient d’entrer au Teatrón, un bar gay très à la mode. Nous n’avons jamais su ce qu’il leur était arrivé ; mais nous avons compris qu’il était important d’ouvrir un espace d’homo-socialité autre que celui de la vie nocturne, un espace de sécurité et de confiance où nous pourrions être qui nous sommes. Nous nous sommes dit qu’en utilisant l’art et la littérature, les jeunes pourraient exprimer leurs quêtes et leurs inquiétudes, qu’ils pourraient se trouver et rencontrer d’autres personnes. » 

Au début, les membres du collectif aspiraient à ce que la société dans laquelle elles et ils vivaient, le mouvement de la jeunesse et le secteur LGBTI de la ville, « comprennent ce que cela signifie d’être un-e jeune divers-e, nous voulions être considéré-e-s comme des sujets de droit, transformer l’idée que c’est un sujet purement politique pour l’axer sur le quotidien et visibiliser les différentes expériences. » 

Sentimos Diverso croit à la collaboration et à la créativité sur le lieu de travail, avec une équipe multi-disciplinaire. De gauche à droite : Gabrielle, Cristina, Isabel, Lenyn et David.

Catalina, Nikita, Viviana, Marleny, Eduardo et Gabrielle, six ami-e-s, se sont donc mis-es au travail. Leur première action a été de créer “Canelazo Literario”, qui « réunissait précisément le goût de la performance et la littérature en développant des ateliers autour de thématiques telles que le corps, la ville et la diversité ». Ils et elles ont rassemblé des jeunes qui ne se définissaient pas uniquement comme appartenant aux LGBTI, ou pour lesquel-le-s il était dangereux de le faire ; « nous avons joué avec les mots : hétéroperturbé-e-s, lesboflexibles, bicurieux-ses, transindécis-e-s et beaucoup d’autres, pour que les gens comprennent que nous n’étions pas si différents ». 

Autour de l’année 2010, la vie avait choisi des chemins différents pour les membres et il ne restait plus qu’une seule personne du groupe original. Cette dernière immigra en Equateur et emmena l’organisation avec elle. 

Le nouvel emplacement de l’organisation, le contexte, nouveau et différent, ont généré de nouveaux défis qui ont eux-mêmes provoqué un élargissement de son domaine de travail, couvrant dorénavant les thématiques des droits sexuels et reproductifs et se concentrant sur les femmes, les adolescent-e-s et les jeunes. « Avec ces personnes, nous travaillons sur l’autonomisation, la conscientisation du contexte, leurs droits et l’exigibilité de ces derniers. Ce travail se fait à travers des méthodologies d’éducation populaires, l’informel, l’art (théâtre, photographie, vidéos, arts plastiques) et la communication ». 

Stratégies pour mener à bien un travail transformateur 

Sentimos Diverso mène ses tâches et son engagement en faveur de la transformation sociale à travers quatre lignes de travail.

Sentimos Diverso utilise des produits éducatifs comme stratégie pour aborder les droits sexuels et reproductifs. El Canguilazo est un videoblog pour les jeunes. Ici observé par des étudiant-e-s d'un collège du nord de Quito.

Premièrement, la ligne pédagogique : en s’appuyant sur des stratégies ludiques, empiriques, artistiques comme la peinture, le théâtre de l’opprimé, la photographie, l’écriture créative et la vidéo, elle a permis à l’organisation de développer des méthodologies de travail afin d’aborder et diffuser les thèmes de la diversité sexuelle et de genre ainsi que des droits sexuels et reproductifs. Elle a également organisé des ateliers auprès de populations diverses comme des adolescent-e-s, des jeunes, des personnes LGBTIQ, des femmes, des réfugié-e-s, des migrant-e-s, des victimes de violences, des mères adolescentes et des enseignant-e-s. 

D’autres publications ont été créées dans le cadre de cette même ligne : “De cuento en cuento me narro diverso” (‘d’histoire en histoire je me raconte diversement’), fruit du travail réalisé avec des jeunes de Bogota ; “12 cosas sobre mí” (’12 choses à mon sujet’), qui est le résultat de près de quatre années d’activités avec des adolescent-e-s de la ville de Quito ; et “Cirila y Silbato son amigos” (‘Cirila et Silbato sont amis’), utilisé comme matériel stratégique pour prévenir la violence sexuelle dans les zones à risque en termes de catastrophes naturelles. 

La deuxième ligne est celle de la recherche, développée afin d’analyser plus en profondeur les réalités des populations avec lesquelles l’organisation travaille.

« Nous sommes actuellement en cours de rédaction des conclusions de la recherche "Ojos que no ven: Maternidad adolescente, violencia y estrategias de vida" (‘Ce que les yeux ne voient pas : maternité adolescente, violence et stratégies de vie’), où nous nous sommes penché-e-s sur les activités des mères adolescentes, leur exploitation au travail, leur contribution aux tâches domestiques et familiales, leur présence ou non dans le système scolaire, leurs relations et situation familiales et les nouvelles vulnérabilités auxquelles elles sont soumises ». 

Dans ce même cadre, l’organisation développe « la création du hacker space féministe en Equateur, dont le but est de sécuriser les activistes et développer les stratégies d’auto-surveillance dans l’espace virtuel. Nous travaillons actuellement à partager nos connaissances et à développer nos outils en vue de leur diffusion ». 

La troisième ligne de travail passe par la communication. C’est un domaine qui intéresse beaucoup les gens et où ces derniers s’investissent fortement, puisque la page web du collectif est fréquemment actualisée et que ce dernier publie régulièrement des analyses, ainsi que des interviews sur l’actualité concernant les droits sexuels, reproductifs, des femmes et de la population LGBTIQ en Equateur et dans la région. « En cette année 2017, nous développons un travail de journalisme dans lequel nous analysons ces thématiques d’un point de vue régional dans le cadre d’un suivi des Objectifs millénaires de développement, en particulier celui lié à l’égalité de genre. Nous avons déjà publié notre premier article «No nos pidan que volvamos al silencio» [en espagnol].»

La quatrième ligne clé du travail qu’accomplit l’organisation est celle des relations interinstitutionnelles, où elle se concentre à créer des réseaux avec les institutions publiques, les organisations sociales et les activistes. « Nous considérons que le travail collectif fait toute la différence, et c’est précisément cet espace commun qui nous a permis d’établir un réseau de travail avec d’autres organisations de la région. Par exemple, nous avons été activement impliqué-e-s dans la Campagne pour la convention interaméricaine des droits sexuels et reproductifs, et avons développé des travaux comme la Escuela Audiovisual Al Borde- Ecuador (Ecole audiovisuelle AL Borde Equateur), dirigée par Mujeres Al Borde de Colombia. Nous sommes également présent-e-s dans les espaces locaux, comme ce sera le cas au Encuentro feminista de Ecuador (Rencontre féministe d’Equateur) tout au long de l’année 2017 ». 

Notre collègue Ángela, faisant la promotion de « 12 choses à propos de moi » pendant le Forum de l'AWID, au Brésil.

Incitation à la réflexion

Le travail de Sentimos Diverso vise à inviter à penser et repenser comment démanteler l’hétéro-patriarcat ; sa touche la plus créative ressort dans tout ce que l’organisation déploie en termes d’éducation.

C’est avec fierté qu’elle nous parle de l’une de ses dernières publications, le carnet “12 Cosas sobre mí”, qui récapitule une partie du travail réalisé auprès d’adolescent-e-s et de jeunes dans les écoles et les centres d’accueil de la ville de Quito. 

« Le carnet repose sur la créativité et la provocation de réflexions qui, si elles ont été pensées par des adolescent-e-s et des jeunes, peuvent aussi bien être développées par des personnes de tous âges. Nous partons de l’idée que le livre propose des thématiques pour l’écriture créative et nous lui ajoutons notre perspective artistique et pédagogique. De cette façon, nous aurons 12 questions qui génèreront des réflexions autour de l’identité, la mémoire, le genre, l’auto-estime, l’autonomisation, l’orientation sexuelle et les projets de vie. Cet outil pédagogique est issu des ateliers que nous organisons pour les adolescent-e-s. A l’origine, l’idée était de lancer des manuels pédagogiques, mais un processus de création au sein de Sentimos Diverso a débouché sur ce concept qui a été très bien reçu, et que nous avons lancé au 13ème Forum de l’AWID. Nous l’utilisons actuellement comme outil de travail auprès d’élèves de secondaire adolescent-e-s dans la ville de Quito. »

Les élèves savent bien que la pérennité d’une organisation ou d’un collectif dépend très souvent de la mobilisation et des ressources octroyées. 

Lors du Forum de l'AWID : Edward, Ángela, Gabrielle et Isabel participent aux discussions et apprenent en équipe les différentes stratégies de travail et d'autonomisation.

A sa création, le collectif a été financé par les efforts et les ressources réunis par les membres. Depuis 2007, il bénéficie du soutien de Astraea Lesbian Foundation for Justice, « qui a cru en notre travail, en nos activités et a contribué de façon fondamentale à notre croissance en tant qu’organisation sociale et en tant qu’activistes. Cette fondation nous a non seulement proportionné un soutien économique, mais elle a aussi proposé des formations et des rencontres qui se sont avérées importantes pour conserver notre dynamisme ».

Le soutien dont nous bénéficions de Mama Cash depuis 2014 a largement influencé la croissance et l’institutionnalisation de Sentimos Diverso en Equateur. « Nous avons aujourd’hui quelques projets qui prennent de l’ampleur et nous sommes conscient-e-s qu’il faut leur accorder un budget à part entière ; nous trouvons ainsi peu à peu des gens qui décident de nous croire et prennent le pari de nous soutenir. C’est aujourd’hui le cas de l’IWHC, qui a choisi de nous aider moyennant un projet que nous avons momentanément baptisé “especiales Editoriales” (spécial éditoriaux), et qui vise à renforcer nos habilités et nos apprentissages dans le domaine de la Communication ». 

Source
AWID

Exploring freedom through education, action, unity and solidarity

Exploring freedom through education, action, unity and solidarity

Sentimos Diverso was born on 12 March 2006, in Bogotá, Colombia. Since 2010, the collective has established itself in Quito, Ecuador, where it currently carries out its activities. The group defines itself as a “feminist collective that mobilizes to create and to develop projects and actions aimed at empowering women, young people and people with diverse sexual orientations and gender identities, to demand their human, sexual and reproductive rights.”


In the face of discrimination: action, unity and solidarity

Sentimos Diverso was created after witnessing how two boys were targeted  one night in Chapinero, a locality in Bogotá. “We saw how two boys, very young boys, were chased after by a band of bone-heads (a derivative of the skinheads, with neo-nazi sympathies), when they were trying to get into Teatrón, a very trendy gay bar. We never found out what happened to them, but we understood the importance of opening a place for homo-socialization. Something different from the rumba, a place that could become a safe space, where we could trust, where we could be who we are. We believe art and literature as a way to allow young people to express their personal searches and interests, a way to find themselves and to meet other people.”

When they formed the collective, their objective was that the society in which they lived, the youth movement, the  lesbian, gay, bisexual, transgender and intersex (LGBTI) people in the city, could “understand what it meant to be a diverse young person, we wanted to be understood as subjects of rights, we wanted to transform the idea of politics, to focus it on daily life and to make those experiences visible”.

Sentimos Diverso believes in working collaboratively and creatively, with a multidisciplinary team. From left to right: Gabrielle, Cristina, Isabel, Lenyn and David.

Then, six friends – Catalina, Nikita, Viviana, Marleny, Eduardo and Gabrielle – put themselves to work. The first activity they organized was the “Literary canelazo” (canelazo is an alcoholic drink with cinnamon), because “it just combined our  interest for performance and literature; developing workshops on themes such as the body, the city and diversity”. They brought together a number of young people who didn't define themselves solely as LGBTI or for whom it was dangerous to do so.

“We played with the names – heteroconfused, lesboflexible, bicurious, transindecisive and many others, to make people understand that we were not so different”.

By 2010, the six had taken many different paths in life, and only one person remained from the original group, migrating to Ecuador and taking the organization with them.

The new place, the new and different context, posed new challenges which led to widening the scope of work, now including issues of sexual and reproductive rights. They focus on women, teenagers and young people “with whom we also work on empowerment, awareness  raising about their context, their rights and how to demand them. This work is done through the methodologies of popular education, non-formal education, the arts (theater, photography, video, painting) and communication”.

Strategies for transformative work

Sentimos Diverso develops its activities and its commitment to social transformation through four lines of work.

Sentimos Diverso uses educational products as a strategy to address sexual and reproductive rights. El Canguilazo, is a videoblog for young people. Here being observed by students of a school north of Quito.

Firstly, a pedagogic line, in which the collective uses playful, experiential and artistic strategies such as painting, theater of the oppressed, photography, creative writing and video. These strategies have helped develop methodologies for their work on disseminating and addressing themes of sexual and gender diversity, sexual and reproductive rights. They offer workshops to many different populations such as teenagers, young people, LGBTIQ people, women, refugees, migrants, victims of violence, teenage mothers and teachers.

They have also produced publications in this line of work, such us “From tale to tale I tell myself diverse”, which arose from the work they did  with young people in Bogotá; “12 things about me” is the result of almost four years of activities with teenagers in Quito; and “Cirila and Silbato are friends”, are materials used as a strategy to prevent sexual violence in risk zones affected by natural disasters.

Secondly, they have a research line, developed to gain a deeper analysis of the realities faced by the populations with which they work.

“We are currently in the process of writing the conclusions of research titled 'Eyes that don't see: teenage motherhood, violence and life strategies’, in which we explore the activities of  teenage mothers-  how their work is exploited, their jobs in domestic work and care work, whether they attend school, their family and couple relationships and the new vulnerabilities they face”.

Within this area they also work on “creating the feminist hacker space in Ecuador, aimed at the security of activists and the development of self-care strategies in cyberspace. We are currently in the process of knowledge sharing and developing tools for disseminating this information.”

Another line of work is communication, an area of high interest, and in which they are very active, regularly updating the collective's web page, where they publish think pieces and interviews about what's going on in Ecuador, and in the region, related to  sexual and reproductive rights, women's rights and LGTBIQ rights. “Now in 2017 we are developing  journalistic work, analyzing these issues from a regional point of view, as a follow up to the Millennium Development Goals, especially the one linked to gender equality. We have already published our first article, "No nos pidan que volvamos al silencio" [in Spanish].”

The fourth key line of the collective’s work  is about inter-institutional relationships, focused on establishing networks with public agencies, social organizations and activists. “We believe joint work can make a difference, and that's why we have been able to establish a  network with other organizations from the region. For instance, we have been actively involved in the Campaign for an Inter-American Convention on Sexual and Reproductive Rights. We have also developed works such as Al Borde (On the edge) Audiovisual School-Ecuador, led by Mujeres al Borde (Women on the Edge) from Colombia. We are also advocating in local spaces such as the Feminist Meeting of Ecuador, to be held during 2017.”

Our comrade Angela, promoting "12 things about me" during the AWID Forum, in Brazil.

Inspiring us to reflect

The work done by Sentimos Diverso invites us to think once again about how to dismantle heteropatriarchy. Its most creative mark seems to be related to education.

They very proudly talk about one of their most recent publications, “12 Things About Me”, a notebook compiling some of the work they carry out with teenagers and youngsters, in schools and children's shelters in the city of Quito.

“The notebook is based on creativity and tries to move people to reflect, and though it has been thought of for teenagers and young people, people of all ages can get involved in the activities it proposes. We took the training books for creative writing as a starting point and then we added our own artistic and pedagogical perspective. In this way, we got 12 generative questions to think about identity, memory, gender, self-esteem, empowerment, sexual orientation and the life project. This teaching tool came out of our workshops with teenagers. We planned to edit some educational handbooks, but after a creative process we had inside Sentimos Diverso, we reached this idea, which has been very well received and launched during the 13th AWID Forum in 2016. Currently, we are using it as a tool for our work with high school students in Quito.”

“We are aware that often times it is mobilizing and getting resources that determines how long an organization or a collective can persist.”

Enjoying the AWID Forum: Edward, Angela, Gabrielle and Isabel participating in the discussions and learning together about other strategies of work and empowerment.

In the beginning the members of the collective funded the organization themselves. Since 2007 they have been supported by Astraea Lesbian Foundation for Justice, who “have believed in our work, in the activities we carry out, and they have been a key part of our growth as activists and as a social organization, because they have supported us, not only by providing funding, but also through trainings and meetings which have been crucial for Sentimos Diverso to remain active”.

Since 2014, the support given by Mama Cash has had  a great influence on  the growth and institutionalization of Sentimos Diverso in Ecuador. “We have some projects now which are growing, and we are aware that they must have their own budget, so little by little we get people who believe in us and take the risk of supporting us. Now, we are in that process with the International Women's Health Coalition (IWHC), who has decided to support us with a project temporarily called “special Editorials”, focused on strengthening our capacities in the area of communications”.

Region
Latin America
Source
AWID

Al encuentro de mi voz y mi identidad como feminista de Sierra Leona

Al encuentro de mi voz y mi identidad como feminista de Sierra Leona

Como parte de nuestra serie de perfiles de afiliadxs de AWID, hoy Ngozi Cole comparte su trayectoria de vida y cómo forjó su identidad como feminista.


Mis recuerdos alegres más tempranos son estar sobre la espalda de mi madre. La calidez acogedora del paño de algodón con el que ella me arropaba era reconfortante. 

Hasta que tuve cinco años, siempre trepaba a su espalda y ella me envolvía con paciencia como un capullo, aunque murmurara que yo ya estaba poniéndome «demasiado grande» para eso. En aquella época, nuestras vidas cambiaron para siempre. En 1997, rebeldes del Frente Revolucionario Unido invadieron Freetown y el hogar que conocía me fue arrancado. 

Mi familia en Freetown a principios de la década de los noventa, antes de que la brutal guerra civil de Sierra Leona devastara la ciudad. Yo soy la bebé.

Mi madre huyó conmigo y mi hermana mayor a Gambia, el país vecino, donde iniciaríamos una vida como refugiadas. Tenía apenas cinco años cuando huimos y no entendía bien por qué había tenido que dejar atrás a mis amistades, primas, primos, a mi padre y mis juguetes. Intenté adaptarme a un nuevo hogar y mi madre se aseguró de que sus hijas estuvieran a salvo de las numerosas realidades de marginación y penurias que entraña ser una persona refugiada en un país extranjero. Aprendí a hablar wolof, hice amistades con rapidez y pronto muchas cosas se volvieron familiares: comencé a sentir que había aromas y sonidos que podían ser para mí un trozo de hogar.  

Al año siguiente, nos trasladamos nuevamente a Sierra Leona luego de un breve paréntesis de paz. Parecía que finalmente la paz había llegado, aunque se advertía una tensa calma. Intentamos retomar nuestra antigua vida con la esperanza de que un acuerdo de paz entre las facciones beligerantes resultaría efectivo. La vida parecía estable durante un tiempo y por momentos comencé a olvidar mi vida en Gambia, hasta ese 6 de enero de 1999, cuando los rebeldes reingresaron a Freetown. 

Volver a pasar por la inestabilidad, volver a experimentar el trauma de la guerra fue mucho peor que la última vez que nos había ocurrido. En ese momento tenía más conciencia y era un poco más grande y tenía la sensación de intentar alcanzar algo que flotaba muy lejos de mí. Volvimos a huir a Gambia y durante otros dos años más allí, parecía que había encontrado un hogar. Me apropié de mi identidad como refugiada o como «forastera», como se nos llamaba en Gambia. 

En 2002, decidimos regresar nuevamente a Sierra Leona, con la esperanza de que esta vez sería para siempre.  

Mi identidad volvió a cambiar cuando comencé el colegio secundario en Freetown, en la Escuela Annie Walsh Memorial. Desconocía el himno de mi propia nación, había olvidado algunas de las palabras de la promesa nacional y sabía que mi acento no era «del todo bueno». El primer año de la escuela secundaria, algunos de mis compañeros y compañeras me preguntaban si de verdad yo era de Sierra Leona. Aunque la seguridad del hogar y la familia había sido arrebatada y pendía frente a mis ojos, solo para que me la volvieran a arrebatar, estaba desesperada por perder esa sensación de desplazamiento, de sentirme disminuida, una ciudadana incompleta, una refugiada. 

Estaba en casa, yo era sierraleonesa, esa era mi identidad y luché para reclamarla. 

Luego de la escuela secundaria formal en Sierra Leona, obtuve una beca para asistir a una escuela panafricana, la African Leadership Academy (Academia Africana para el Liderazgo) en Johannesburgo. Posteriormente, fui a Wooster, una pequeña ciudad de Ohio, para asistir a la Universidad de Wooster, una pequeña facultad de humanidades privada, no muy lejos de Cleveland. Tomé algunas clases de filosofía y ciencias políticas que, junto con la Academia, me dieron las herramientas para articular otra parte mía, mi identidad como feminista.  

Oradoras y activistas influyentes como Roxanne Gay, autora de Bad Feminist [Mala feminista], tuvieron mucho que ver en la adopción de mi identidad feminista durante los años de formación. Aquí estoy con Roxanne Gay y una de mis mejores amigas y hermana feminista, Ainsleen Robson (izquierda).

Durante mis primeros años de adolescencia, estaba completamente convencida de que las feministas eran mujeres que albergaban ira hacia los hombres, odiadoras de hombres. 

Alrededor de los 16 años, comencé a pensar de manera muy radical sobre mi posición como chica joven, en la que consideraba (y todavía considero) una sociedad predominantemente patriarcal. Me inspiraron las activistas por los derechos de las mujeres, las mujeres que sin cesar luchaban por la igualdad política en Sierra Leona, por la igualdad de derechos económicos y patrimoniales y se manifestaban contra la mutilación genital femenina. Pero todavía pensaba que el «feminismo» era demasiado extremo. En 2013, tuve oportunidad de formar parte de una hermandad en Ghana de jóvenes africanas que vivían en el continente y en la diáspora, muchas de ellas feministas, que estaban consiguiendo cambios en sus respectivas comunidades.  

Durante esa etapa en Ghana, conocí a Leymah Gbowee y a Taiye Selasi, mujeres valientes que también habían luchado con la identidad y que se identificaban firmemente con el feminismo. A mi regreso a los Estados Unidos ese verano, comencé a escribir un blog sobre mi viaje como mujer africana que vive en el medio Oeste y sobre cómo abracé por completo el feminismo. Logré encontrar una voz propia, una voz que ya tenía timidez para debatir y discutir con mis pares sobre las cuestiones que nos afectan a las mujeres, tanto en el campus de la universidad como en el mundo exterior. El feminismo influyó en lo que escribía y participé en una emisión multimedia para hablar sobre la opresión de la sexualidad de las mujeres africanas. Mis blogs (en inglés) sobre la humillación del cuerpo y la cultura de la violación y la vergüenza tuvieron amplia difusión en las redes sociales.  

Incluso después de la universidad, continué encontrando formas de abrazar esta parte de mí misma y a medida que pasa el tiempo y la abrazo por completo sé que el feminismo no es una «parte» mía, sino que es esencial para mi supervivencia mientras hago este viaje de la vida como joven sierraleonesa. Estos días encuentro medios para escribir sobre aquellos derechos de las mujeres relacionados con la salud mental y los derechos reproductivos en Sierra Leona. 

He encontrado mi voz y finalmente estoy instalada en mi identidad como sierraleonesa y feminista. Una feminista sierraleonesa. 
Una de las tantas bellas playas de Sierra Leona, mi hogar.

 

Source
Ngozi Cole

La recherche de ma voix et de mon identité en tant que féministe sierra-léonaise

La recherche de ma voix et de mon identité en tant que féministe sierra-léonaise

Dans le cadre des profils des membres de l'AWID, Ngozi Cole raconte son voyage et comment elle a trouvé son identité en tant que féministe.


Mes souvenirs heureux les plus lointains sont ceux sur le dos de ma mère. La chaleur douillette de son écharpe en coton avait quelque chose de réconfortant. 

Jusqu’à l’âge de cinq ans, je sautais sur son dos en attendant patiemment qu’elle m’enveloppe dans mon cocon, même si elle marmonnait que je devenais « trop grande » pour cela. C’est à peu près à cette époque que nos vies ont pris une tournure définitive. En 1997, les rebelles du Revolutionary United Front (RUF, Front révolutionnaire uni) ont envahi Freetown et j’ai été arrachée à mon « chez moi » tel que je le connaissais. 

Ma famille à Frewtown au début des années 90, avant le début de la guerre civile sanglante qui a ravagé la ville. Je suis le bébé.

Ma mère s’est enfuie avec ma grande sœur et moi dans le pays voisin, la Gambie, où nous avons recommencé notre vie en tant que réfugiées. Je n’avais que cinq ans lorsque nous avons pris la fuite et je ne comprenais que mal les raisons qui m’avaient obligée à laisser derrière moi ami-e-s, cousins et cousine, père et jouets. J’ai essayé de m’adapter à mon nouveau chez moi ; ma mère, elle, a tout fait pour protéger ses filles des nombreuses réalités de marginalisation et difficultés qui sont inhérentes au statut de réfugié dans un pays étranger. J’ai appris à parler wolof, me suis rapidement fait des ami-e-s et très vite, beaucoup de choses m’ont paru familières – les odeurs et les bruits ont commencé à me sembler faire partie de chez moi. 

Nous sommes retournées en Sierra Leone l’année suivante après un bref épisode d’accalmie, et bien que cette tranquillité fut fragile, il nous semblait que la paix était enfin revenue. Nous avons tenté de reprendre le cours de notre ancienne vie, en espérant que l’accord de paix entre les factions belligérantes tiendrait. Pendant un temps, la vie a paru stable et j’ai même commencé à oublier la vie que j’avais laissée en Gambie – jusqu’au jour où les rebelles sont entrés dans Freetown pour la deuxième fois le 6 janvier 1999.

Il fut encore plus difficile de faire face à l’instabilité et au traumatisme de la guerre que la première fois. Cette fois, étant plus consciente et un peu plus âgée, j’ai eu l’impression que j’essayais de rattraper quelque chose qui s’éloignait de moi en flottant. Nous avons de nouveau passé la frontière gambienne ; pendant ces deux années qui ont suivi, je me suis sentie chez moi et ai intégré mon identité de réfugiée, ou d’ « alien », comme on nous appelait en Gambie. 

En 2002, nous avons décidé de rentrer à nouveau en Sierra Leone et nous espérions que cette fois, ce serait pour de bon. 

Mon identité a de nouveau été remise en question lorsque je suis entrée au collège, à la Annie Walsh Memorial School de Freetown. Je ne connaissais pas l’hymne national, j’avais oublié quelques mots du serment national et en ce qui concerne mon accent, je savais que ce n’était pas « tout à fait ça ». L’année de ma sixième, quelques camarades de classe m’ont demandé si j’étais vraiment sierra-léonaise. On avait beau m’avoir dérobé, fait miroiter la sécurité d’un chez moi et la familiarité une première, puis une deuxième fois, j’étais prête à tout pour me défaire de cette impression de décalage, de ce sentiment d’être « moins que », de ne pas être une citoyenne à part entière, d’être une réfugiée.

J’étais chez moi, j’étais sierra-léonaise et je me suis battue pour le revendiquer. 

Après mes études secondaires en Sierra Leone, j’ai obtenu une bourse me permettant de fréquenter la African Leadership Academy, une école panafricaine à Johannesburg. Je suis ensuite allée vivre à Wooster, une petite ville en plein milieu de l’Ohio, pour suivre des études au College of Wooster, une petite école d’arts privée non loin de Cleveland. J’y ai pris des cours de philosophie et de sciences politiques, qui, associés à mon cursus universitaire, m’ont donné les outils pour forger une autre partie de moi – mon identité féministe.

Des conférencières et des activistes de renom, telles que Roxanne Gay, auteure de Bad Feminist m’ont beaucoup influencée et poussée à embrasser mon identité féministe pendant mes années de formation. Ici, je suis avec Gay et l’une de mes amies proches et sœur féministe, Ainslee Robson (à gauche).

Au cours des premières années de mon adolescence, j’étais totalement persuadée que les féministes étaient des femmes qui nourrissaient de la colère à l’égard des hommes, des androphobes. 

Vers l’âge de 16 ans, j’ai commencé à adopter une pensée très radicale sur ma position de jeune fille dans ce que je considérais (et considère encore) comme une société majoritairement patriarcale. J’étais inspirée par les activistes qui œuvraient pour les droits des femmes, ces femmes qui luttaient sans relâche pour l’égalité politique en Sierra Leone, pour l’égalité des droits économiques et fonciers, et j’ai rejoint la lutte contre les mutilations génitales féminines. Mais je trouvais le « féminisme » encore trop extrême. En 2013, au Ghana, j’ai eu la chance de faire partie d’une communauté de jeunes femmes africaines de la diaspora et vivant sur le continent, dont bon nombre étaient féministes et œuvraient à faire changer les choses dans leurs communautés respectives. 

Pendant mon séjour au Ghana, j’ai rencontré Leymah Gbowee et Taiye Selasi, des femmes courageuses qui s’étaient elles aussi battues avec leur identité et qui s’identifiaient fortement au féminisme. Lorsque je suis retournée aux Etats Unis cet été-là, j’ai entamé un blog sur mon parcours de femmes africaines vivant dans le Midwest ainsi que sur ma pleine adhésion au féminisme. J’ai réussi à trouver ma propre voix, une voix assurée qui ne craignait plus de débattre ni de discuter avec ses pairs sur des questions concernant les femmes, fut-ce sur le campus ou dans le monde extérieur. Le féminisme a influencé mes écrits et j’ai été invitée sur un podcast de femmes africaines pour parler de l’oppression dont fait l’objet la sexualité des femmes africaines. Les publications de mon blog (en anglais) sur le body shaming et la culture du viol ont été largement diffusés sur les réseaux sociaux. 

Même après l’université, j’ai continué à trouver des façons d’intégrer cette partie de moi ; et tandis que je grandis et que je l’intègre pleinement, je comprends que le féminisme n’est pas « une partie » de moi, sinon qu’il est fondamental à ma survie le long de ce voyage qui est le mien en tant que jeune femme sierra-léonaise. Aujourd’hui, écrire au sujet des droits des femmes au Sierra Leone concernant la santé mentale et reproductive est un exutoire. 

J’ai trouvé ma voix, j’ai finalement intégré mon identité en tant que sierra-léonaise et en tant que féministe. Une féministe sierra-léonaise. 
L’une des nombreuses plages magnifiques de Sierra Leone, ma patrie

 

Source
Ngozi Cole