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Feministas: Diversas pero no dispersas

14° Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe

El 14° Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe fue una cita en la que nos reunimos 2200 compañeras provenientes de toda América Latina y algunos países de Europa, con diferentes experiencias feministas, diversas posiciones ideológicas y políticas, perspectivas epistémicas, y proyectos colectivos.

“Diversas pero no dispersas” decía el lema, y ésa fue una de las búsquedas. Encontrar denominadores comunes que pudieran ayudarnos al diálogo y a las acciones conjuntas, en un tiempo en el que en el mundo avanzan los fundamentalismos religiosos, los conservadurismos culturales y la fascistización de la política, pretendiendo acabar con los derechos ganados por las mujeres, y buscando avanzar violentamente sobre el control de nuestros cuerpos, de nuestras vidas, a través de múltiples modos de ejercicio del poder heteropatriarcal.

La cita en Montevideo, tenía por lo tanto un sentido claro: encontrarnos, hablar, dialogar, saber de nuestras diferencias, y buscar modos de caminar juntas en defensa de nuestros cuerpos, territorios, y de nuestra autonomía.


En el 14º EFLAC trabajamos con distintos ejes temáticos, con distintas modalidades metodológicas. Hubo también una amplia gama de actividades culturales, de marchas, de talleres autoconvocados. Voy a referirme en estas resonancias a uno de los ejes, en el que tuve la posibilidad de intervenir y aportar a la coordinación. En la asamblea en la que dialogamos sobre “Los nombres del feminismo”, nos encontramos compañeras que nos reconocemos en diferentes experiencias e ideas:

feministas populares, indígenas, comunitarias, negras, campesinas, lesbofeministas, con capacidades diferentes, feministas socialistas, materialistas, trabajadoras, sindicalistas, y otras grupalidades que venimos de diversas propuestas e identidades culturales, ideológicas y políticas que sentimos necesario visibilizar, debido a que no nos contiene la pretensión de universalidad de los feminismos hegemónicos.

En nuestros intercambios nos preguntamos las razones por las que en diferentes momentos sentimos la necesidad de poner “apellido” (o primer nombre) a nuestros feminismos, sabiendo que no se trata estrictamente de “marcas de identidad” sino de caminos de vida que interpelan a los feminismos “reconocidos” en una perspectiva eurocéntrica o más ampliamente “occidental”, blanca, héteronormativa, académica, institucional, con dificultades para enraizarse en el corazón y en la piel de las mujeres de los pueblos del sur (incluso de los pueblos del sur que migran al norte).

La asamblea transcurrió en la doble clave de interpelación a la experiencia histórica de los feminismos a través de las exigencias de feminismos diversos de ser nombrados tal como cada colectivo se reconoce, y al mismo tiempo, en la búsqueda de territorios comunes desde los cuales enfrentar la guerra patriarcal desatada contra nuestras vidas, y la devastación que las políticas extractivistas del capitalismo realizan en los territorios que habitamos.

  • Consideramos la defensa y el cuidado de cuerpos y territorios, como uno de los lugares de intersección de nuestras prácticas rebeldes.
  • Recordamos a Berta Cáceres, y a tantas compañeras que cuidan la red de la vida, y nos propusimos actuar con mayor intensidad en nuestro “acuerpamiento” a quienes son criminalizadas por el poder de los narcoestados patriarcales, a quienes son perseguidas, a las presas políticas, a las que son expulsadas de sus territorios.
  • Hablamos de la necesidad de despatriarcalizar las relaciones de poder que atraviesan también a los feminismos. Las compañeras lesbianas propusieron discutir “a cielo abierto”, las violencias que existen en relaciones entre lesbianas, y entre compañeras feministas. Se habló de desnaturalizarlas, para poder cambiar esas formas de opresión, en este caso ejercidas “entre nosotras”.
  • Se discutió sobre las relaciones machistas y racistas, entre compañeras y compañeros de movimientos sociales y políticos.
  • Se reivindicó la necesidad de denunciar las inconsistencias de nuestras prácticas cuando los vínculos cotidianos multiplican violencias o las silencian.
  • Hicimos crítica y al mismo tiempo autocrítica de nuestros modos de hacer política.
  • Miramos nuestra historia, nuestro camino, sin idealizarlo y sin dejar de ver las piedras con las que nos encontramos, y que en algunos casos lanzamos no contra el sistema de opresión, sino entre las compañeras de camino.
  • Nos invitamos a cambiar los modos patriarcales de hacer política.
  • Rechazamos el lugar de la victimización y la vulnerabilidad.
  • Creamos y construimos poder feminista y popular, en nuestras comunidades y en las calles.
  • Nos propusimos fortalecer nuestras prácticas, sin perder la ternura.
  • Rechazamos los modos de juzgarnos entre compañeras y de aplicarnos punitivamente el “feministómetro”, desvalorizando las luchas que cada una hace desde sus posibilidades y sentires concretos.

Desde esta asamblea, resaltamos las dimensiones comunitarias y populares de la diversidad de experiencias. Nos propusimos fortalecer la recuperación de saberes ancestrales, las experiencias autogestivas, comunitarias y solidarias de la economía feminista, fortalecer todas las prácticas que nuestro movimiento viene desarrollando en los territorios para fortalecer la soberanía alimentaria, la salud comunitaria y popular y el cuidado colectivo de la vida.

En ese camino, valoramos la necesidad de impulsar procesos de formación y educación popular feminista, pensando el diálogo de saberes como un camino de fortalecimiento y de creación de conocimiento.

Brujas prácticas, definimos que “somos lo que hacemos”. Nos preguntamos entonces qué hacer el próximo 8 de marzo y nos respondimos:

“¡Paro internacional de mujeres!”.
No lo dijimos como consigna, sino como programa de acción. Paro en las tareas de reproducción de la vida, en la producción y circulación de mercancías, en nuestro modo de estar para otros y nunca para nosotras.

14° Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe

Paro internacional de mujeres precedido por una semana de movilización, que comience el dos de marzo cuando se cumple un nuevo aniversario del crimen de Berta Cáceres; donde exijamos: “Justicia para Berta”, y justicia por todos los feminicidios políticos y territoriales, como los casos de Macarena Valdés en Chile, de Bety Cariño en México, de las compañeras de Colombia, y de todas las mujeres asesinadas por defender sus territorios.

También para reclamar que cese la criminalización de las mujeres cuidadoras de los territorios. De las mujeres mapuche en el sur del continente, de las mujeres zapatistas, de las campesinas, negras, indígenas del continente, que cuidando la naturaleza de la que formamos parte, están cuidando el presente y el futuro. Culminando el 8 de marzo cuando se cumple un año del crimen de las niñas asesinadas en Guatemala, ese brutal femicidio de niñas y adolescentes indígenas, pobres, que salieron a denunciar la violencia sexual a la que las sometían.

Considerar que a partir de entonces el 8 de marzo es también un día para denunciar todos los modos de explotación sexual de niñas, jóvenes, mujeres, para abrazar a sus familias, a sus madres, a sus hijxs, a sus compañeras y amigas sobrevivientes, y decirles que no las olvidamos, y que desde todos los rincones del mundo, paramos y nos movilizamos para gritar “justicia para las niñas”.

Desde la perspectiva con la que propusimos en nuestro taller el Paro Internacional de Mujeres -sabiendo que existen otras propuestas, posibilidades y miradas- :

Consideramos que en este próximo 8 de marzo, mujeres, lesbianas, travestis, trans, diremos que podemos parar al mundo, porque nosotras somos quienes lo movemos cotidianamente. Que paramos por cada uno de nuestros derechos, y también por nuestros deseos, por el reconocimiento de todos los cuerpos y de todas las vidas.
Paramos al mundo para que nos vean… y para que nos vean juntas, caminando en las huellas de nuestras ancestras.

Mujeres, lesbianas, travas, trans, sin fronteras... todas trabajadoras, reinventando un 8 de marzo que nos permita ejercer nuestra voluntad de revolucionar el mundo, revolucionar las revoluciones, fertilizando los territorios con nuestro deseo y nuestro ejercicio de libertad.


Claudia Korol

Integrante de Feministas Populares del Abya Yala

Category
Análisis
Source
AWID