En la ONU no hay lugar para las agendas anti-trans
AWID
Expresamos nuestra grave preocupación por la dañina serie de declaraciones y medidas[1] tomadas por la actual Relatora Especial sobre la violencia contra las mujeres y las niñas, sus causas y consecuencias, Reem Alsalem. Para nuestra consternación, la Relatora Especial ha defendido con persistencia la instalación de obstáculos y condiciones adicionales para el reconocimiento legal del género que socavan las protecciones de derechos de las personas trans, en vez de demandar la autonomía corporal para todxs. Somos testigxs de que, en lugar de reforzar las protecciones de grupos marginados y de contribuir a los legados progresistas de la anterior Relatora Especial y de los movimientos feministas que incansablemente promovieron la creación de este cargo, la actual Relatora Especial está haciendo un uso indebido de su posición y su poder para promover políticas discriminatorias contra las personas trans, y para aplicar de forma inapropiada los principios y marcos de derechos humanos establecidos.
Nos alarma que la Relatora Especial haya convertido a la «protección de los derechos de las mujeres» en un arma para defender posiciones que representan falsamente las normas y los estándares internacionales, y que constituyen una regresión al respecto. Al promover «espacios para un solo sexo» y mayores barreras al reconocimiento legal del género, la Relatora Especial también ha propugnado el «regreso» a una interpretación de la violencia contra las mujeres que esté «basada en su sexo femenino»[2] y salvaguarde los «derechos basados en el sexo».[3] Esto no solo se desvía de una interpretación feminista y científica del «sexo» como construcción social (y no fijo, esencialista, binario, biológico y basado en características fisiológicas): también es contrario a los estándares internacionales de derechos humanos que han evolucionado considerablemente para atender la discriminación basada en el género,[4][5] que ha sido definido como una construcción social «... que justifica la desigualdad y una manera de categorizar, ordenar y simbolizar las relaciones de poder.»[6] Al oponerse al uso de la discriminación basada en el género para justificar políticas nocivas contra las personas trans y proteger los «derechos basados en el sexo» de las mujeres, la Relatora Especial perpetúa y replica los argumentos y las estrategias utilizados por ciertos Estados Partes que se oponen cada vez más al uso del «género» en negociaciones intergubernamentales y en otros espacios políticos de la ONU.
Rechazamos la cooptación del marco de derechos humanos, en particular el concepto propuesto por la Relatora Especial de que el disfrute de los derechos de las mujeres trans y el de las mujeres cis son, o pueden ser, divergentes e incompatibles.[7] Denunciamos el grave uso inadecuado del concepto feminista de «interseccionalidad» por parte de la titular del mandato.[8] De esta manera, la Relatora Especial vulnera en forma activa los principios de universalidad e indivisibilidad de los derechos, y se opone a nuestros valores como feministas.
La Relatora Especial afirma que su posición es apoyada por «organizaciones feministas».[9] Sin embargo, muchxs feministas, junto con organizaciones por los derechos de las mujeres, los derechos humanos y LGBTIQ+ y activistas en toda su diversidad, han manifestado su desacuerdo con las opiniones que ella está expresando. Asimismo, han tratado de plantearle directamente sus preocupaciones respecto de los peligros potenciales de tales declaraciones.[10] Estos intentos fueron hechos de buena fe, con el propósito de aportar una devolución constructiva como para que la Relatora Especial, como mínimo, preserve los logros del mandato existente, que ha sido históricamente invalorable para el trabajo de los movimientos feministas de todo el mundo.
Sobre la base de sus recientes declaraciones y acciones, la Relatora Especial no ha indicado ninguna intención de reconsiderar su posición. Por el contrario, continúa perpetuando narrativas que sostienen interpretaciones obsoletas y no científicas del sexo biológico binario, y reforzando mitos sensacionalistas y sin fundamentos que vilifican y deshumanizan a las mujeres trans con el pretexto de la «protección de los derechos de las mujeres».[11] Así, contradice abiertamente y retrocede respecto de la legislación internacional y los estándares establecidos de derechos humanos sobre género y sexualidad, al insistir en una lectura regresiva de la legislación internacional en materia de derechos humanos contenida en la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW).
Lxs Relatorxs Especiales tienen un papel central en el sistema de Naciones Unidas como expertxs independientes, y su mandato es proteger los derechos de las personas marginadas y garantizar la implementación para reparar y prevenir el daño sobre la base de principios y legislación internacionales de derechos humanos. El mandato de la Relatora Especial sobre la violencia contra las mujeres y las niñas incluye «adopta[r] un enfoque exhaustivo y universal de la eliminación de la violencia contra la mujer, sus causas y consecuencias, incluidas las causas de la violencia contra la mujer relacionadas con las esferas civil, cultural, económica, política y social.»[12] Las posiciones y acciones públicas de Reem Alsalem han puesto en peligro, de forma fundamental, el mandato de enfrentar la violencia contra las mujeres.
Afirmamos en forma inequívoca la siguiente posición:
- Nuestro trabajo como feministas de promover el derecho a la autonomía corporal y los derechos humanos para todxs no puede aislarse de la lucha por el reconocimiento legal de la identidad de género, la expresión de género y la sexualidad autodefinidas de cada persona. Dado que las personas trans, no binarias y de género no normativo siguen expuestas a discriminación y violencia sistémicas e institucionalizadas en el acceso a servicios esenciales sobre la base de su identidad y/o expresión de género, la propugnación de la Relatora Especial de obstáculos adicionales al reconocimiento legal del género[13] es en sí misma discriminatoria. Más aún, la conexión establecida entre la remoción de las barreras al reconocimiento legal del género y el mayor riesgo de «violencia masculina» y «retraumatización y revictimización»[14] carece de pruebas empíricas.[15] De forma igualmente importante, no refleja las experiencias de vida de las personas trans ni de las de quienes interactúan con ellas, y de hecho tampoco la experiencia de víctimas/sobrevivientes de violencia de todos los géneros La cruzada de la Relatora Especial en defensa de los «espacios para un solo sexo»[16] es peligrosa, de dos maneras. En primer lugar, legitimiza y perpetúa las narrativas anti-trans que alimentan la violencia y la discriminación contra las personas trans, que se han intensificado durante los últimos años. Y, en segundo lugar, tergiversa gravemente las causas, las consecuencias y los impactos de la violencia de género contra todas las personas. Tememos que la Relatora Especial haya suministrado fundamentos para que se validen restricciones contrarias a la autonomía corporal de mujeres y niñas, y de otros grupos marginados.
- La movilización coordinada contra la protección de los derechos de las personas trans no puede ser entendida separadamente del creciente hipernacionalismo y los fundamentalismos religiosos, y las regresiones y los ataques más amplios a los derechos humanos a nivel global. Desde la criminalización del aborto en Polonia[17] y Estados Unidos,[18] hasta la embestida de leyes anti-LGBTIQ+ aprobadas en Uganda[19] y Rusia,[20] las leyes y políticas racistas anti-inmigrantes en toda Europa[21] y la presión por marcos punitivos y proteccionistas contra el trabajo sexual en los espacios políticos de la ONU,[22] estas regresiones apuntan a construir una sociedad excluyente que refuerza las jerarquías sociales y las normas de género, sexualidad, raza, etnia, casta y clase.[23] Los estudios feministas han mostrado exhaustivamente las conexiones entre los grupos anti-trans (que justifican la discriminación bajo el pretexto de «proteger los derechos de las mujeres») y los grupos religiosos fundamentalistas.[24]
- El avance y las protecciones conferidas por la legislación y los mecanismos internacionales de derechos humanos como las conocemos son resultado de décadas de lucha y duro trabajo de los movimientos progresistas. Lxs feministas, lxs defensorxs de los derechos humanos y LGBTIQ+ y las comunidades afectadas negativamente por el patriarcado, el racismo, el sistema de castas, el neoliberalismo, el capacitismo y otras formas de desigualdades estructurales emprenden, y continúan, la tarea de desmantelar estos sistemas de opresión, y promueven la justicia y la liberación para todas las personas. El trabajo innovador realizado por todas las anteriores Relatoras Especiales sobre la violencia contra las mujeres da testimonio de esto.[25]
- Reconocemos y afirmamos que nuestras luchas por la autonomía corporal están inextricablemente interrelacionadas: el disfrute de los derechos para todos los grupos marginados y la universalidad e indivisibilidad de estos derechos deben seguir siendo el núcleo central de todo el trabajo por los derechos humanos.
Resumiendo, ningunx de nosotrxs es libre hasta que todxs lo seamos.
La Relatora Especial debe garantizar la independencia del mandato y la rendición de cuentas a las personas titulares de derechos. Creemos que la posición nociva adoptada por la Relatora Especial vulnera la integridad, la independencia y la credibilidad del mecanismo de Procedimientos Especiales en su conjunto. Como feministas, exigimos que se rindan cuentas por las prácticas perjudiciales de la Relatora Especial, y que se ponga fin a ellas. Insistimos en que el sistema de Naciones Unidas asegure que las voces y las preocupaciones de lxs feministas, de los movimientos LGBTIQ+ y por los derechos de las mujeres, y en especial de los grupos liderados por personas trans, se traigan de los márgenes al centro.
Invitamos a los grupos, organizaciones y personas a firmar este pronunciamiento a más tardar el 19 de Junio, 2023.
[1] En particular, la carta de la Relatora especial dirigida al Parlamento escocés fechada el 23 de noviembre de 2022 (en adelante «carta de noviembre 2022»). A través de su cuenta personal de redes sociales y de artículos publicados, la Relatora Especial ha difundido argumentos que sostienen narrativas anti-trans.
[2] En su artículo «Repression of women is blocking the SDGs» de abril de 2023, la Relatora Especial describe a las extensiones de la discriminación para abarcar al género como una «regresión».
[3] En el día de debate general sobre la representación igualitaria e inclusiva de las mujeres en los sistemas de toma de decisiones del 22 de febrero de 2022, la Relatora Especial alentó al Comité de la CEDAW a analizar «las características del sexo y de los derechos basados en el sexo» en la política, los deportes y otras áreas. La Relatora Especial realizó una declaración similar durante una reunión informativa de la Plataforma EDVAW sobre «la relación entre la discriminación y la violencia contra la mujer basada en el sexo y las características sexuales, dado que la discriminación basada en el sexo está prohibida en todos los tratados principales, pero se le está asignando menor prioridad.»
[4] Resolución del Consejo de Derechos Humanos A/HRC/RES/50/18, párr. 6: «Recalcando que el derecho internacional de los derechos humanos prohíbe la discriminación por razón de género, entre otros motivos, y que la legislación, las políticas y las prácticas nacionales deberían ajustarse a las obligaciones internacionales de cada Estado».
[5] Informe del Experto Independiente sobre la protección contra la violencia y la discriminación por motivos de orientación sexual o identidad de género, Víctor Madrigal-Borloz, A/HRC/47/27, párr. 13: «El análisis de las fuentes del derecho internacional de los derechos humanos revela la existencia de un sólido corpus iuris en el que “género” es el término utilizado para describir las construcciones socioculturales que asignan roles, comportamientos, formas de expresión, actividades y atributos según el significado que se da a las características sexuales biológicas. Según esta definición, el género y el sexo no son intercambiables, y la identidad de género y la expresión de género están inextricablemente unidas a ellos como objetos de estudio del análisis de la lucha contra la discriminación.»
[6] Ver Informe de la Relatora Especial sobre las ejecuciones extrajudiciales, sumarias o arbitrarias acerca de la adopción de un enfoque de género respecto de las ejecuciones arbitrarias, Agnès Callamard, A/HRC/35/23 párr. 16, de junio de 2017, citado en Comentarios a la Convención sobre el proyecto de Crímenes contra la Humanidad del 30 de noviembre de 2018
[7] Carta de noviembre 2022 al Parlamento escocés, pág. 6, párr. 27
[8] En la carta de noviembre 2022 al Parlamento escocés, la Relatora Especial aduce considerar la discriminación contra las mujeres «en toda su diversidad» y el «riesgo de las formas interseccionales de discriminación». Luego procede a concluir que, al remover las barreras al reconocimiento legal del género, el Parlamento escocés no toma en cuenta a «las mujeres en toda su diversidad». Esto representa erróneamente el concepto feminista de interseccionalidad. Para una mirada integral de la definición de interseccionalidad y su aplicación en el marco de derechos humanos, ver el informe Advancing Rights for All de la Iniciativa por los Derechos Sexuales (SRI), mayo de 2016.
[9] Ver por ejemplo la afirmación de la Relatora Especial al Parlamento escocés de que «muchos de los asuntos que mencioné [en mi carta] repiten argumentos planteados por organizaciones y víctimas feministas.» https://www.scottishparliament.tv/meeting/equalities-human-rights-and-civil-justice-committee-december-19-2022
[10] El 30 de noviembre de 2022 una coalición de feministas y organizaciones LGBTIQ+ presentaron una carta privada a la Relatora Especial, planteando preocupaciones respecto de la carta dirigida por ella al Parlamento escocés. Ver aquí
[11] Carta de noviembre 2022 al Parlamento escocés, pág. 3, párr. 13 y 14. La redacción sugiere que el acceso a la autoidentificación requiere de salvaguardas «porque la mayoría de los agresores sexuales son hombres». También sugiere que la expresión «las mujeres en riesgo de violencia masculina» excluye categóricamente a la violencia que enfrentan las mujeres trans. Esta es una falsa representación de la dinámica de la violencia de género. Además, cuando se habla de la Gender Recognition Reform Bill [Ley de Reforma del Reconocimiento de Género], la referencia a los llamados «predadores» y «hombres violentos» reduce la identificación de las personas individuales y legitimiza las peligrosas narrativas anti-trans que alimentan la violencia y la discriminación dirigidas contra las personas trans.
[12] Acerca del Mandato, ver https://www.ohchr.org/es/about-mandate
[13] Carta de noviembre 2022 al Parlamento escocés, párr. 8
[14] Carta de noviembre 2022 al Parlamento escocés, párr. 5
[15] Rape Crisis Scotland statement on the open letter to Special Rapporteur on Violence Against Women and Girls, noviembre de 2022
[16] En su cuenta de redes sociales, en abril de 2023 la Relatora Especial ha afirmado que se solidariza «con las mujeres y jóvenes lesbianas de todas partes, trabajando incansablemente por una vida libre de violencia, una vida en la que puedan disfrutar de espacios sociales para un solo sexo».
[17] Human Rights Watch, Poland: A Year On, Abortion Ruling Harms Women, octubre de 2021
[18] OHCHR, USA: UN experts denounce Supreme Court decision to strike down Roe v. Wade, urge action to mitigate consequences, junio de 2022
[19] DemocracyNow, Full Interview: Frank Mugisha on New Anti-LGBTQ Bill in Uganda That Could Impose Death Penalty, 23 de abril de 2023
[20] The Guardian, Russia passes law banning ‘LGBT propaganda’ among adults , noviembre de 2022
[21] OURs, Derechos en riesgo: Hora de Actuar, 2021
[22] Ver https://www.mamacash.org/media/cedaw_statement_swag.pdf
[23] OURs, Derechos en riesgo: Hora de Actuar, 2021
[24] OURs, Derechos en riesgo: Hora de Actuar, 2021, y OURs, Narrativas sobre la «Ideología de género»: Una amenaza para los derechos humanos, 2022
[25] Las precedentes titulares de mandato de la Relatoría Especial sobre la violencia contra las mujeres y las niñas, sus causas y consecuencias reforzaron una concepción feminista interseccional para enfrentar la violencia contra las mujeres (Manjoo, A/HRC/17/26); enviaron a los Estados comunicaciones y cartas de denuncia sobre casos de abuso policial contra mujeres trans en Nepal (Erturk, A/HRC/4/34/Add.1); pusieron el énfasis en un enfoque afirmativo de los derechos sexuales y de la sexualidad de las mujeres, apartándose de los marcos proteccionistas (Erturk, 15 Years of the United Nations Special Rapporteur on Violence against Women (1994-2009)—A Critical Review); y priorizaron un enfoque centrado en las víctimas en los casos de trata de personas, oponiéndose a la criminalización del trabajo sexual (Coomaraswamy, en su entrevista de IWRAW Asia Pacific, ”Disadvantaged, ignored, and disrespected”: A feminist analysis of CEDAW General Recommendation 38 – Part 1)