Promoción de los derechos universales y la justicia
Arrancar de raíz los fascismos y los fundamentalismos
En todo el mundo lxs defensorxs feministas, por los derechos de las mujeres y por la justicia de género están enfrentándose a las agendas fascistas y fundamentalistas. Estas fuerzas opresivas atacan a las mujeres, a las personas que tienen una identidad o expresión de género y/u orientación sexual no convencional y a otras comunidades oprimidas.
Las ideologías discriminatorias están socavando y cooptando nuestros sistemas y estándares de derechos humanos, para convertirlos en dominio de unxs pocxs.. Por esto, la iniciativa Promoción de los Derechos Universales y la Justicia (PDUJ) promueve la universalidad de los derechos, el principio fundante según el cual los derechos humanos les pertenecen a todxs sin excepción, sin importar quién sean.
Creamos un espacio para que los movimientos feministas, de derechos de las mujeres y de justicia de género y sus aliadxs puedan reconocer la influencia y el impacto de lxs actorxs anti-derechos., pensar estrategias y realizar acciones colectivas para contrarrestarlos También buscamos promover los derechos de las mujeres y los marcos, las normas y las propuestas feministas así como proteger y promover la universalidad de los derechos.
Nuestras acciones
A través de esta iniciativa, nosotrxs:
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Construimos conocimiento: Apoyamos a los movimientos feministas, de derechos de las mujeres y de justicia de género difundiendo y divulgando conocimiento y mensajes clave sobre lxs actorxs anti-derechos, sus estrategias y el impacto que tienen sobre los sistemas internacionales de derechos humanos a través del liderazgo de AWID en el Observatorio sobre la Universalidad de los Derechos (OURs)*.
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Promovemos agendas feministas: Nos aliamos con diversos actores en espacios internacionales de derechos humanos, incluyendo el Consejo de Derechos Humanos, la Comisión sobre Población y Desarrollo, la Comisión sobre la Condición Social y Jurídica de las Mujeres y la Asamblea General de la ONU. .
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Generamos y amplificamos alternativas: Junto con nuestra membresía, buscamos que los movimientos que se organizan a nivel local, nacional y regional en distintos espacios conozcan y exijan que se apliquen los compromisos, resoluciones y normas internacionales.
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Movilizamos la acción solidaria: Actuamos junto a las defensoras de derechos humanos, incluyendo a activistas trans e intersex, así como a lxs jóvenes feministas, para enfrentar los fundamentalismos y fascismos y para llamar la atención sobre situaciones de peligro.
Contenido relacionado
La ternura es la resistencia más intensa
Un ciclo de cine sobre realidades feministas de Asia-Pacífico
Curado por Jess X. Snow
Con asistencia de Kamee Abrahamian y Zoraida Inglés
Editado por Kamee Abrahamian
A través de Asia y el Pacífico, y de toda su vasta diáspora, mujeres feroces y personas trans han estado luchando por un futuro en el que todxs puedan ser libres. A medida que la subida de los niveles del mar amenaza a las islas del Pacífico y las costas de Asia continental, la batalla por proteger la Tierra y los océanos se intensifica en todo el mundo. Nuestro planeta guarda una memoria geológica de todo lo que ha experimentado. El auge de la colonización, la industrialización y la destrucción ambiental está conectado con el crecimiento del Estado-Nación patriarcal binario. El poder que reside en la Tierra para reencarnar, sanar y florecer a pesar de la violencia debe, por lo tanto, conectarse con las mujeres, con la maternidad, con la indigeneidad, y con todas las fuerzas expansivas, sagradas y queer. No es una coincidencia que las realidades feministas unan la lucha por la protección de los derechos de las mujeres y de las personas trans y LGBTQ+ con la lucha por la protección de la Tierra. Desde las madres-hijas protectoras de Mauna Kea en el Reino de Hawái hasta las complejas relaciones madre-hijx de lxs refugiadxs vietnamitas, los despertares sexuales queer en la conservadora India, la recuperación del hogar en Mongolia Interior y la lucha por la liberación LGBTQ en Filipinas: esta colección de películas es una cosmología de las formas en las que las mujeres y las personas queer y trans contemporáneas de Asia-Pacífico defienden el camino hacia nuestra liberación colectiva, a través de océanos y fronteras.
Todas estas películas tienen un fuerte sentido de lugar: activistas indígenas protegen sus territorios sagrados, lxs jóvenes despejan las narrativas coloniales de su tierra natal para descubrir verdades ocultas, se exploran complejas relaciones de maternidad y cuidados, y lxs personajes recurren a sus propios cuerpos y a su sexualidad como santuario, cuando la familia y la ciudad que lxs rodea amenazan su seguridad.
AFTEREARTH
por Jess X. Snow
«Una película inolvidable, con asombrosas tomas que invocan la resistencia ambiental feminista, y cuán profundamente arraigada está esa resistencia en la historia cultural y en la tierra...»
- Jessica Horn, activista feminista panafricana, escritora y co-creadora del sitio web the temple of her skin
En el documental experimental Afterearth, cuatro mujeres luchan por preservar el volcán, el océano, la tierra y el aire para las generaciones futuras. A través de música, poesía y sentidos testimonios que honran zonas próximas al Océano Pacífico: Hawái, Filipinas, China y América del Norte, Afterearth es una meditación poética sobre la relación intergeneracional y feminista de cuatro mujeres con las tierras y las plantas de las cuales provienen.
STANDING ABOVE THE CLOUDS [DE PIE SOBRE LAS NUBES]
por Jalena Keane Lee
En Standing Above the Clouds, dos activistas nativas hawaianas (madre e hija) luchan juntas para proteger su montaña sagrada, Mauna Kea, y evitar que sea utilizada como sitio de la construcción de uno de los telescopios más grandes del mundo. Como protectoras de Mauna Kea, esta película muestra la relación interconectada entre Aloha ʻĀina (amor a la tierra) y el amor a lxs ancianxs y a las generaciones venideras.
NƯỚC (WATER/HOMELAND) [AGUA/TIERRA NATAL]
por Quyên Nguyen-Le
En el cortometraje narrativo experimental Nước (agua/tierra natal) unx adolescente vietnamita-estadounidense genderqueer desafía las narrativas dominantes sobre la Guerra de Vietnam en Los Ángeles, California. A través de potentes secuencias oníricas y quiebres de la realidad, esta película sigue el camino de lx joven que intenta reconstruir y entender la experiencia de su madre como refugiada de la Guerra de Vietnam.
KAMA’ĀINA
por Kimi Lee
En Kama’āina, una joven queer de dieciséis años debe pilotear su vida en las calles de Oahu hasta que, finalmente, guiada por una tía, encuentra refugio en el Pu’uhonua o Wai’anae, el campamento organizado de personas sin techo más grande de Hawái.
DEVI [DIOSA]
por Karishma Dev Dube
En Devi (diosa, en hindi) Tara, una joven lesbiana no declarada, arriesga tanto su familia como su tradición al aceptar su atracción por la criada de su infancia. Ambientada en Nueva Delhi, Devi es una historia de transición a la adultez, así como un comentario sobre las distinciones sociales y de clase que actualmente dividen a las mujeres en la India contemporánea.
HEADING SOUTH [YENDO AL SUR]
por Yuan Yuan
En Heading South, Chasuna, una niña de 8 años criada por su madre en la meseta de Mongolia Interior, visita a su padre violento en la gran ciudad. En casa de su padre se encuentra con una nueva incorporación a la familia, y debe aceptar el hecho de que su verdadero hogar es inseparable de su madre y de su tierra.
Outrun
por Johnny Symons & S. Leo Chiang
El largometraje Outrun sigue la trayectoria de la primera mujer transgénero del Congreso de Filipinas. Confrontando la opresión de una nación predominantemente católica, su viaje triunfal se convierte en un clamor por los derechos de las personas LGBTQ+ de todo el mundo.
Abarcando formas documentales, narrativas y experimentales, estas películas muestran que los cuidados comunitarios, el amor por unx mismx y la escucha transformadora profunda entre nuestros seres amados son un portal a las realidades feministas a las que hoy estamos dando existencia. Desde toda la zona de Asia-Pacífico y su diáspora, estas historias nos enseñan que, frente a la violencia, la ternura es la fuerza de resistencia más intensa.
Mira nuestra conversación con lxs cineastxs
Jess X. Snow es directorx de cine, artista y poeta nominadx al premio Pushcart. Es, además, autorx de libros infantiles y educadorx artísticx comunitarix . En sus relatos Jess X. Snow crea historias de inmigrantes queer asiáticxs que trascienden las fronteras, los binarismos y el tiemp
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Mayo 2015: tienen lugar las consultas sobre el Borrador del Documento Final
Sesiones adicionales de consulta sobre el Borrador del Documento Final
- El 7 de mayo, los facilitadores dieron a conocer la versión revisada del Documento Final de la tercera Conferencia Internacional sobre la FpD a realizarse en Adís Abeba.
- A fin de continuar avanzando hacia el Documento Final hubo sesiones adicionales para realizar consultas en torno al mismo los días 12 al 15 y 26 al 29 de mayo de 2015 en la sede de la ONU en Nueva York.
Con-versandamos
Gracias, Ángela y Pilar.

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Yannia Sofía Garzón Valencia: Soy Mujernegra y tejedora comunitaria. Vivo en Santander de Quilichao, Cauca, Colombia. Me interesan los procesos creativos que producen organización para sostener la vida colectiva. Me gusta conversar y cocinar, investigar y analizar, sembrar y aprender de plantas, leer y jugar. Actualmente coordino el Observatorio sobre violencia basada en género contra personas Afrodescendientes en Colombia. (@VigiaAfro). |


Las tres “compartíamos” la tarde en un barrio del sur de Bogotá.
Como pocas veces ocurre, había una amplia área verde para jugar y nos sentamos en unos banquitos de madera bajo un árbol de sauco. Por fin experimentábamos la sensación de otras formas del amor – estar por el gusto de estar y el placer de escucharnos. Estas conversas para mí hacen parte de las más recientes expresiones de amor que la vida me ha permitido. Formas que no sabía que eran posibles, que se quedan afuera de un taller o de un espacio militante, de un salón de clases o de una oficina de trabajo. Pasamos la tarde entre amigas donde el color de piel de las tres no fuese un tema para hacernos las ciegas y sí una experiencia para intimar sobre los parecidos y diferencias entre nuestras experiencias de infancia y juventud.
Hasta hoy me resultan nutritivas y resignificadoras aquellas charlas que se eximen de alguna tarea pendiente del movimiento negro en Colombia con la cercanía tejida del encuentro, de reconocernos, y en ese reconocernos, de identificar las particularidades que tiene liberarnos. Y de que no hay un solo camino sino muchos caminos de liberación – caminos que habitamos cada vez que dijimos no y nos rebelamos, y que lejos de incomodarnos, nos encontramos en nuestra autenticidad hecha de debilidad y fortaleza, que en lugar de separarnos, nos junta.
Nuestro propósito para hacer esa hermosa tarde fue estar. Ser conscientes de estar entre nosotras. Transitamos para que los recuerdos que quedaran sean aquellos que imaginamos por decididos, sean nuestros y no los que el miedo filtra, acomoda y permite. Recordamos fragmentos exactos de programas; cantamos coros de canciones y a lxs artistas que nos educaron en qué iba eso de amar bien, odiar bien, insultar como la mejor villana, sufrir como la mejor protagonista. Nos contamos travesuras en el colegio, lo que nos quedaba dentro del inconsciente después de la exposición a tantas formas mediáticas de decir lo mismo: durante la época del colegio, desde las maestras y las religiosas, la sobreexposición se nos hace a las mujeres para que nos identifiquemos en la aspiración de cenicienta, la conducción y apropiación para nuestras vidas del drama de la muchacha empobrecida y disminuida que precisa completar el valor de ella misma en el acto redentor de nuestra condición, y del que solo es capaz la mirada de un hombre, que como mínimo ha de ser blanco, merecedor de nuestra entrepierna – su supuesta “máxima aspiración” – y la “perfecta realización de nuestros sueños” la que debe ser nuestra.
Aquella tarde éramos tres, y cada una de nosotras criadas en diferentes lugares del país, pero era fascinante coincidir al repetir de memoria frases y situaciones de canciones y novelas, que a veces – nos dimos cuenta hablando, conociéndonos – mantuvieron algunos códigos, símbolos que se reprodujeron con algunas variaciones en nuestras casas, en nuestras relaciones primeras dentro del barrio y en el colegio. Educadas en y para el “drama” – ¿así se llama al género taquillero? – que llega a ser más drama y mayor merecimiento, el tema de “cómo y en qué situaciones es válido y legítimo sufrir” se transforma también – y esto es importante – en cómo debe ser la actitud, cómo debe verse y cómo debe hacer y ser quien sufre. Por tanto, algunas conseguimos sacarnos de nosotras mismas, y por todo significado de amor “aprendimos” que aquel que nos toca a nosotras, solo lo podíamos aprender adultas, rompiendo las ilusiones, aceptando el pecado natural, el conocimiento de la producción industrial de una virgen maría a la que no queremos parecernos, a la que no nos cabe dentro de lo que entendemos, y los desengaños que esta alineación nos reserva.
Luego de cantar, pasamos por las exploraciones sexuales tempranas. Nunca pensé que la mayoría de personas pasamos por ahí antes de los nueve años, y que aún en la adultez, hoy esas experiencias, esos recuerdos, son carga pesada y que incluso hoy, en miles de lugares, millones de niñas y niños son cercenados en su inocencia por la ausencia de confianza y la ignorancia que les ofrecemos para que reconozcan sus cuerpos. Culpar la curiosidad, valiosa fórmula de control. Retomamos conversas breves que habíamos tenido derivadas de nuestro rehacernos la historia de nuestra vida desde nuestro ser maldecido negro y por nosotras renacido. Recordamos que muchas de nuestras tías y primas fueron saliendo de sus casas, de ombligo, de su arraigo, para buscar un futuro afuera, en otro lugar.

El futuro exige el precio de reacomodar las relaciones que nos han hecho desde la infancia y colocarlas en un cuarto de olvido, fundantes, pero no relevantes para avanzar. Progresar fue para nosotras memorizar qué nos hacemos a nosotras mismas con las oportunidades que encontramos en otro lugar, que el otro lugar y no nosotras es dónde habita la oportunidad, que estamos disponibles, que hay que estar afuera. Sin embargo, para muchas de nuestras tías y primas, a cambio de la oportunidad que pocas veces llegaba de ser matriculadas y mantenidas en el colegio nocturno o un sabático por su trabajo doméstico, lo que sí llegaba con puntualidad de factura de servicio público, era la de convertirse en la primera experiencia sexual de parientes que vivían en ese futuro por el que ellas mismas y otrxs antes de ellas ya habían pagado y cuyo precio habían olvidado. Ese legado no lo seguiremos.
"Aprendió que el cuidado del vientre es un asunto de mantener sus tejidos en calor, de evitar los fríos que entran por la molleja encima de la cabeza, por los pies, por las orejas, para que no doliera especialmente en tiempos en que la luna baja, que para eso hay que cuidar lo que se come y no se come, cómo se viste y cómo se camina, que esto tiene que ver en todo momento con la salud de las niñas."
En Colombia y en América Latina se implementó con mucho éxito un manual de conducta llamado “La Urbanidad de Carreño.” Hasta la década de los 90’s y tanto en colegios públicos como privados fue de obligatoria lectura. Mi mamá que fue recogida por monjas carmelitas, lo conocía de pe a pa: el manual efectivamente condicionaba la mirada sobre los cuerpos. La primera vez que lo leí tuve que parar varias veces para sobarme el estómago que me dolía de tanto reír. Tiene instrucciones tan ridículas como la de ducharse con los ojos cerrados y apagar la luz al momento de ponerse la ropa de dormir. Los capítulos hacían referencia a cómo estar en la casa, en la calle, en una cena, en una comida – en otras palabras, las normas del buen gusto y de la etiqueta. El deber ser de la ciudadanía de bien, la civilidad que permitía distanciarse de los valores de la vida en el campo. El mismo manual indicaba que saludar de grito a alguna persona conocida que se encontrara al otro lado de la calle era indecoroso; la buena educación es cruzar la calle, así como los hombres deben quitarse sus abrigos, para ponerlos en los charcos de agua toda vez que fueran acompañados de mujeres que no debían mojarse el calzado. Pensaba en los saludos de un lado al otro lado del río, y en el calor que hace en los lugares donde hacemos la vida que no nos pide abrigo.
Este señor Carreño se contrasta grandemente con el abuelo de otra mujer mayora oriunda de Turbo. Ella compartió una vez que su abuelo era un sabio, que de él aprendió a partiar, a cuidarse el cuerpo. Aprendió que el cuidado del vientre es un asunto de mantener sus tejidos en calor, de evitar los fríos que entran por la molleja encima de la cabeza, por los pies, por las orejas, para que no doliera especialmente en tiempos en que la luna baja, que para eso hay que cuidar lo que se come y no se come, cómo se viste y cómo se camina, que esto tiene que ver en todo momento con la salud de las niñas. La mayora dice que de su abuelo devoto aprendió que los cólicos se hicieron más comunes cuando las casas dejaron de tener piso de tierra y/o madera. Cuando llegó el concreto y la baldosa, cuando el material de la casa permitió que el frio entrara por los pies, con ellos aumentó la tensión en el tejido de los vientres.
Sorprendidas de nuevo. La distancia entre la consciencia de la vida de Don Carreño y la del sabio abuelo, es la misma distancia entre lo que se dicta para el comportamiento adecuado, y cómo se ven incapacitados el impulso y los sentidos, incluso el sentido común que gusta de la salud. En ese momento podía entender otra de las tantas maneras en cómo el cemento obstruye nuestra forma de respirar de la tierra, y de nosotras como parte de ella. No había dimensionado que hubo, y aún hay, arquitecturas y materiales pensados para el cuido de nuestros cuerpos. En Colombia como en muchos otros países, el material del que está hecha la vivienda hace parte de los indicadores del índice de pobreza multidimensional: la vivienda que está construida en cemento aleja al hogar de ser leído como pobre, y así podríamos seguir rastreando el desaliento con el que el progreso nos arrastra en abandonar la relación de nuestro entorno con nuestro cuerpo. El buen gusto y la civilidad nos encamina hacia afuera: avanzar – mienten – está allá afuera.
Nos molestó un poco caer en cuenta juntas de cómo nuestras mamás o nuestros papás no nos dijeron palabra alguna de la menstruación, salvo cuando la mancha marrón ya había embadurnado los calzones. Ni nos alejaron de la vergüenza que se supone era apenas natural sentir una vez estuviera allí, acompañada de los retortijones en el vientre muchas veces acallados por las labores de faena, que se llaman quistes, miomas, hematomas – asesinaron y olvidaron a nuestras abuelas que habían averiguado y olvidaron los tratamientos para sanarlos. Que su aliento, enfriado cada vez más por ese afuera, heló la familiaridad y en lugar de calentar nuestros vientres, sentenció consejos parecidos más a las advertencias sobre lo único que les importa a los hombres. Generalizando a todos los hombres – legitimando el rol saqueador del pene, y que la única opción para esos cuerpos con pene es tomar aquello que tenemos entre las piernas. La inmutable e instalada naturalización de las múltiples variaciones de esta verdad. Y generalizar para todas las mujeres que debemos preservarlo para uno, el que lo meta primero, el que dé algo a cambio, y que somos mujeres únicamente por eso, por aspirar a/y dejarlo meter. De niña exploré penesitos y clitorisitos, y entre juegos la pregunta al oído que en esas ocasiones hacía cuando era entre mujeres fue: ¿esta vez a quién le toca hacer de hombre y a quién hacer de mujer? Por respuesta: principios de orgasmitos independientemente de con quién. Supongo que ocurre parecido entre los cuerpos de los hombres también.
"Podía entender otra de las tantas maneras en cómo el cemento obstruye nuestra forma de respirar de la tierra, y de nosotras como parte de ella. No había dimensionado que hubo, y aún hay, arquitecturas y materiales pensados para el cuido de nuestros cuerpos."
Experiencias y exploraciones de nuestras tías, primas y conocidas se volcaron hacia el cuerpo y su desnudez como tabú. Evadieron expresarla, enunciarla, hasta el punto de encubrirla, asignando nombres para sus funciones, de excretar, de expulsar, de procrear, y para nosotras de recibir. A propósito, compartí una reflexión que salió de escuchar una mayora en un taller; ella decía que, en el tiempo de vivir con su abuela, la recordaba durmiendo con un ojo abierto y otro cerrado y con una escopeta al lado del colchón. Al menor ruido en la noche, la accionaba sin chistar, situación no poco habitual en algunos territorios del pacífico colombiano donde hay un comportamiento nocivo y normalizado; y es que hombres casados y solteros que sienten gusto por una joven, se le meten en la habitación de noche – “gateada” entendemos, “gateada” decimos. El asunto de hacerle justicia a la joven, era un cálculo de riesgo: si las autoridades de la casa se daban cuenta y había o no abuso, podían herirlo y hasta matarlo.
Una práctica de justicia propia y directa, que tiene consecuencias que hasta hoy no han acabado con el gateo. En ese mismo taller – seguía compartiendo con mis hermanas – otras participantes dijeron que ni ellas ni sus mamás dejaban a sus hijas con sus padres a la hora del baño, a menos que llevaran ropa interior. En esas recordé la voz de mi papá diciéndome cuando yo tenía siete años, su mamá nunca ha dejado que yo la bañe. Les compartí esto y, todo lo contrario, una de ellas nos compartió que en cambio su papá la bañaba desnudita en el patio de su casa de infancia hasta que tuvo siete años, y que luego hasta los nueve lo hacía su hermano mayor. Ella nunca sintió un dejo de mirada extraña por parte de ellos; para ellos, decía, era parte de las tareas del cuidado con la consentida. Recuerda ser vista como lo que era: una niña hija, una niña hermana peleada con el agua.
De nuevo la infancia, ayer y hoy. Nos sorprendió escucharla, me consoló saberlo. Ya había sido diferente en otros lugares y el padre de mi hija hasta casi los dos años la bañó en la tina. Incluso antes de que cumpliera dos años le pegaba un poco en las nalgas hacia arriba, según él, para hacerlas más grandes. Acá se pueden conversar sobre otras dimensiones de cómo hacemos los cuerpos, pero es para otro cuento. Para mí, se trataba de una tarea de cuidado entre tantas del reparto que acordamos antes de que ella naciera. Y la decisión de no ver en cada hombre un violador al acecho, no significa que no lo sean, sino que también pueden dejar de serlo. También hay hombres y cuerpos de hombres que por crianza nunca lo han sido.
También pasa ahora. Le pasó a nuestra amiga y a mi hija. Me quedé pensando: ¿cómo puede ser que algunas mujeres pudieran formar una pareja en la que no les pueden dejar el cuidado de sus hijas? Estoy segura que mi mamá amó a mi papá. Y aunque pocas veces hablamos sobre la mujer que fue antes de ser mi mamá, sé que sus experiencias de abuso no se comparan en brutalidad y permisividad como las de ahora y sin embargo es una decisión – de muchas mujeres en muchos lugares. Lo que me lleva a otras preguntas: ¿Qué tan frecuente, tan reiterados los casos de abuso que en nuestra familia extensa fueron, que las madres prohibieron perceptible o imperceptiblemente a sus parejas bañar a sus hijas?, ¿Tiene que ver con toda esa sobreexposición mediática a la que somos expuestxs casi desde el nacer?, ¿Qué hace posible el desdibujamiento del lazo familiar y lo deja solo en un lazo de satisfacción corporal?, ¿Es la proximidad a los valores de la urbanidad que con tanto celo cuida de las correctas formas de los cuerpos femeninos como objetos de deseo, e impulsa a los cuerpos masculinos a actuar como poseedores y conquistadores, cumpliendo el mandato que debe ser imitado de la representación a la que mediáticamente les exponen para sentirse tranquilos en su identidad?, ¿Es el cemento y otros códigos como el de la urbanidad de Carreño el que lo soporta?, ¿El olvido de las relaciones que establecemos en función de obtener progreso, lo que lo provoca, el insistente hacer para afuera?, ¿Qué pasa con los aprendizajes de nuestra época, de quienes a escondidas o no, tuvimos exploración sexual infantil?, ¿Anulados por la culpa?, ¿Germen de la desconfianza y la vergüenza hacia la desnudez?, ¿Germen de la desconfianza y la vergüenza hacia estar adentro de si mismx? ¿No son estos aprendizajes, posibilidades para confiar en abordar la desnudez de los cuerpos dentro del respeto a sí mismx y otrxs? Estas preguntas nacen porque hay espacios de confianza, donde el miedo a decir cómo se piensa y siente está espantado por el propósito de acompañarnos. Imagino cuantas hay en tantos rincones de este planeta y estoy muy segura que no son preguntas nuevas, que hay mensajes repetidos en ellas y que nos encontramos viviendo sus respuestas.


Explorar Corporalidades Transnacionales
Esta edición en alianza con Kohl: una publicación para Body and Gender Research analizará soluciones, propuestas y realidades feministas para transformar nuestro mundo actual, nuestros cuerpos y nuestras sexualidades.

التجسيدات العابرة للحدود
نصدر النسخة هذه من المجلة بالشراكة مع «كحل: مجلة لأبحاث الجسد والجندر»، وسنستكشف عبرها الحلول والاقتراحات وأنواع الواقع النسوية لتغيير عالمنا الحالي وكذلك أجسادنا وجنسانياتنا.
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Rosalyn Albaniel Evara
Carta de amor a los movimientos feministas #6
Sobre el amor por un movimiento

¿Cómo comienza un movimiento?
los fantasmas nos expulsan de una casa, una familia, y una nación
llegamos fatigadas a un espacio (a veces un domicilio real) pero fundamentalmente a un estado de ser
precedidas por una estrella fugaz
quizás nuestra llegada no está acompañada por la fatiga,
quizás está acompañada por el miedo
quizás nuestra llegada no está acompañada por el miedo
quizás está acompañada por la rabia
ante cuestiones que siguen repitiéndose:
una puñalada en el corazón (léase pena)
una bala en la espalda (léase traición)
desapariciones forzadas
cuerpos sentenciados por el matrimonio, la desfiguración y la fatiga crónica,
sin embargo, llegamos, nos reunimos, susurramos, hablamos y lloramos.
Así es como nuestros movimientos comienzan cuando llegamos unas a otras
Nos convertimos en semillas,
Así es como nuestros movimientos comienzan cuando nos plantamos unas a otras
Convirtiéndonos en flores, a veces solo espinas, a veces frutas,
somos el oasis de las otras
para cantar por las batallas
para preparar remedios
para ubicar los rostros de nuestras amantes, la forma de sus sonrisas, el sonido de su risa
el secreto de convertir los silencios en lenguaje
las detalladas instrucciones de las brujas
nuestro movimiento es para todas nosotras,
cuando llegamos como semillas con el propósito de florecer.
Sara AbuGhazal
www.badiya.blog
Abby Lippman
Abby fue una feminista y activista por los derechos humanos pionera, y antes epidemióloga de McGill University.
Abby era conocida por defender causas sociales, y por sus lúcidas críticas a las tecnologías reproductivas y otros temas médicos. En particular, hizo campaña contra lo que ella denominó la «genetización» de las tecnologías reproductivas, contra la terapia de reemplazo hormonal, y a favor de más y mejor investigación antes de la aprobación de descubrimientos tales como las vacunas contra el virus del papiloma humano.
Cuando falleció, sus amigxs y colegas la describieron afectuosamente como una «ardiente defensora» de la salud de las mujeres.
Clone of Anuncio: Foro AWID 2024

¡Es hora para el próximo Foro de AWID: en 2024!
Cuando miles de feministas se unen, creamos una fuerza arrolladora de solidaridad que tiene el poder de cambiar el mundo. El Foro de AWID será un momento para que descansemos y nos recuperemos juntas, nos conectemos más allá de las fronteras y descubramos nuevas y osadas direcciones estratégicas.
La fecha y el lugar se anunciarán el próximo año, tan pronto como podamos. Estamos emocionades y sabemos que ustedes también lo están. ¡Manténganse al tanto!
¡Asegúrate de seguirnos en las redes sociales y suscríbete a nuestra lista de correo para mantenerte al día!
Jacqueline Coulibaly Ki-Zerbo
Jacqueline fue una feminista pionera malí-burkinesa, nacionalista y educadora.
Enseñó inglés en Senegal antes de ser convocada en 1961 como maestra de inglés en el Lycée Philippe Zinda Kaboré en Ouagadougou, Burkina Faso. Debido a su activismo, estuvo involucrada en el alzamiento popular del 3 de enero de 1966. Entre 1961 y 1966 fue responsable de la prensa del sindicato docente, Voces de lxs Maestrxs. Fue nombrada directora del Curso Normal para Niñas Jóvenes (ahora conocida como Escuela Secundaria Nelson Mandela), cargo que ocupó hasta 1974, dedicándose a la educación de las niñas y a la promoción de los derechos de las mujeres.
En 1984 recibió el Premio Paul G. Hoffmann por su destacado trabajo para el desarrollo nacional e internacional.
So'oalo Roger
So'oalo fue una ferviente defensora de los derechos humanos, especialmente de los derechos de la comunidad LGBTQI en el Pacífico.
Fue integrante de la Asociación Fa’afafine de Samoa (SFA) y una apasionada activista por el reconocimiento de un tercer género en el país insular. Bajo su liderazgo, la SFA luchó por el reconocimiento de la validez y los derechos de la comunidad fa’afafine.
También fue pionera en articular los vínculos entre derechos humanos, explotación de lxs fa’afafines en Samoa y el Pacífico y la salud, el bienestar y la seguridad de la comunidad LGBTQI.
Fue fuente de inspiración, visionaria y su dedicación a la lucha por los derechos de su comunidad es admirable y será recordada por siempre.
Nadine Ramaroson
Nadine fue un ejemplo para muchxs por su trabajo en apoyo de las mujeres y lxs más vulnerables de su comunidad. Estaba comprometida con ayudar a l pobres, especialmente a las personas sin techo.
Aunque su muerte se informó como accidente, la familia Ramaroson, encabezada por su padre, André Ramaroson, llevó adelante una investigación que arrojó evidencias de que había sido asesinada. Se informó que había muerto en un accidente fatal ocurrido entre Soanierano - Ivongo y Ste Marie, una historia que fue desmentida por su familia. Ella había recibido numerosas amenazas de muerte por sus audaces posiciones políticas. Su caso todavía está en la corte de Antananarivo (la capital de Madagascar).
Yamile Guerra
Yamile Guerra fue una conocida abogada, líder comunitaria y activista política de la región colombiana de Santander.
Trabajó activamente para resolver las disputas entre comunidades locales y empresas promotoras, y abogó contra la apropiación ilegal de las tierras. Yamile ocupó varios cargos políticos, entre ellos la Secretaría General del Gobierno de Santander en Bogotá, y se presentó también a la Alcaldía de Bucaramanga. En los últimos años de su vida, Yamile se volvió cada vez más activa en las causas medioambientales contra los desarrollos urbanos, particularmente, en la defensa de los humedales biodiversos de Santurbán contra los desarrollos urbanos, una región que abastece de agua dulce a casi 2 millones de personas .
Según su familia y amigxs, Yamile recibía amenazas de muerte a diario y había pedido protección a las autoridades.
"Ella era muy consciente de este problema [litigio de tierras] y manifestó repetidamente que se sentía insegura". - Alixon Navarro Muñoz, periodista y amigo de la familia Guerra.
El 20 de julio de 2019, Yamile fue asesinada a tiros por dos hombres en Floridablanca, Santander. Acababa de terminar de discutir con ellos por una disputa de tierras. Un sospechoso fue arrestado más tarde por su asesinato y admitió haber recibido un pago por llevar a cabo su asesinato. Según varios informes, o Yamile fue la tercera integrante de su familia en ser asesinada a causa de las disputas por tierras. El padre de Yamile, Hernando Guerra, había sido asesinado también varios años antes.
El asesinato de Yamile forma parte de una ola de violencia y asesinatos sistemáticos contra cientos de activistas sociales y defensorxs de los derechos humanos en Colombia. Según el Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (INDEPAZ), en el momento de la muerte de Yamile, más de 700 líderes comunitarios y activistas de derechos humanos habían sido asesinadxs desde que el país firmó un acuerdo de paz en agosto de 2016. La mayoría de ellxs fueron asesinadxs por enfrentar el tráfico ilegal de drogas y las operaciones mineras. Las personas indígenas, afrocolombianas y las mujeres defensoras de derechos humanos son lxs activistas que corren mayor riesgo.
Menos de una semana después de la muerte de Yamile, miles de colombianxs marcharon por pueblos y ciudades sosteniendo fotos en blanco y negro de activistas que habían sido asesinadxs, en las pancartas se podía leer: "Sin líderes no puede haber paz" y "No más derramamientos de sangre".
Yamile Guerra tenía solo 42 años en el momento de su asesinato.
Roxana Reyes Rivas
Roxana Reyes Rivas, filósofa, feminista, lesbiana, poeta, política y activista por los derechos humanos de las mujeres y las personas LGBTI en Costa Rica. Dueña de una pluma afilada y un humor agudo, con la risa a flor de piel. Nació en 1960 y creció en San Ramón de Alajuela, cuando era una zona rural, y su vida entera rompería con los mandatos de lo que significaba ser mujer.
Desde El Reguero (grupo de lesbianas en Costa Rica) organizó festivales lésbicos por más de 10 años, espacios lúdico-formativos de encuentro en momentos donde el gobierno y la sociedad costarricense perseguía y criminalizaba la existencia lésbica. Para cientos de mujeres los festivales lésbicos eran el único lugar donde podían ser ellas mismas y encontrarse con otras como ellas.
Roxana decía que fundar partidos políticos era uno de sus pasatiempos. “Es importante que en Costa Rica la gente entienda que hay otras formas de hacer política, que muchos temas es necesario resolverlos colectivamente”. Fue una de lxs fundadores de los partidos Nueva Liga Feminista y VAMOS, un partido centrado en los derechos humanos.
“El oficio de la filosofía es meter la puya, ayudar a que la gente empiece a preguntarse cosas. La filósofa que no irrita a nadie, no está haciendo bien su trabajo”. Durante 30 años, Roxana fue profesora de filosofía en universidades públicas costarricenses. De su mano generaciones enteras de estudiantes reflexionaron sobre los dilemas éticos en la ciencia y la tecnología.
La herramienta favorita de Roxana era el humor, ella creó el premio del Chiverre Incandescente, un reconocimiento a la estupidez que otorgaba vía redes sociales a diferentes figuras públicas, ridiculizando sus exabruptos y afirmaciones anti-derechos.
Un cáncer agresivo se llevó a Roxana a fines del 2019, antes de que alcanzara a publicar la compilación de sus poemas, un último regalo de la mente creativa de una feminista que siempre levantó la voz para denunciar la injusticia.
Sara Hegazy
Sarah Hegazy, una audaz activista egipcia por los derechos LGBTQI+, vivía en una sociedad en la que lxs integrantes de su comunidad, sus cuerpos y sus vidas, enfrentan prejuicios letales a menudo. La resistencia de Sarah estaba arraigada en la deconstrucción del sistema dominante, opresor y patriarcal, y de sus actores antiderechos.
«[En Egipto], toda persona que no sea varón, musulmán, suní, heterosexual y partidario del sistema, es rechazada, reprimida, estigmatizada, arrestada, exiliada o asesinada. Este problema se relaciona con el sistema patriarcal en su conjunto, ya que el Estado no podría ejercer su represión contra lxs ciudadanxs, si no hubiera una opresión preexistente desde la infancia», escribió Sarah Hegazy el 6 de marzo de 2020
La supresión de la voz de Sarah por parte del gobierno egipcio alcanzó su pico más violento en 2017, cuando fue arrestada por alzar una bandera arcoíris en el recital de Mashrou’ Leila (una banda libanesa cuyo cantante principal es abiertamente gay) en El Cairo. Fue acusada de pertenecer a un grupo ilegal, y de «promover la desviación sexual y el libertinaje».
«Fue un acto de apoyo y solidaridad, no solamente con el cantante [de Mashrou’ Leila] sino con todas las personas oprimidas... Nos enorgulleció alzar la bandera. Nunca nos imaginamos la reacción de la sociedad y del Estado egipcio. Para ellos, yo era una criminal: alguien que buscaba destruir la estructura moral de la sociedad.» - Sarah Hegazy
Sarah estuvo encarcelada por tres meses, durante los cuales fue torturada y agredida sexualmente. En enero de 2018, después de ser liberada bajo fianza, pidió asilo en Canadá, donde estaba segura, pero seguía prisionera de los recuerdos del abuso y la violencia que su cuerpo y su alma habían sufrido.
«Salí de esta experiencia después de tres meses con un caso muy intenso y serio de TEPT [trastorno por estrés postraumático]. La prisión me mató. Me destruyó», dijo Sarah Hegazy a NPR.
Sarah se quitó la vida el 14 de junio de 2020, luego de dejar una nota escrita a mano en árabe:
«A mis hermanxs: traté de encontrar redención y fallé, perdónenme.
A mis amigxs: la experiencia [el viaje] fue muy dura y soy demasiado débil como para resistir, perdónenme.
Al mundo: has sido tremendamente cruel, pero perdono.»
Su legado y su coraje continuarán, llevados adelante por quienes la aman y creen en aquello por lo que Sarah luchó.
Tributos:
«A Sarah: Descansa, solo descansa, libre de esta violencia implacable, de este patriarcado letal impulsado por el Estado. Con rabia, con dolor, con extenuación, resistimos.» - Rasha Younes, investigadora sobre derechos LGBT de Human Rights Watch. Lee el texto completo
El vocalista de Mashrou’ Leila canta un tributo a Sarah Hegazy
Values - intersectionality
Interseccionalidad
Creemos que para que los movimientos feministas sean transformadores y sólidos debemos seguir trabajando en nuestras similitudes y diferencias. También debemos cuestionar el poder y los privilegios, tanto dentro como fuera de nuestros movimientos.
