Flickr/Leonardo Veras (CC BY 2.0)

Análisis Especiales

AWID es un organización feminista internacional de membresía, que brinda apoyo a los movimientos que trabajan para lograr la justicia de género y los derechos de las mujeres en todo el mundo.

Protección de la familia

El contexto

Esta sección de análisis especial ofrece un análisis feminista crítico y acceso a los recursos clave relacionados con la «protección de la familia» en los espacios internacionales de derechos humanos.

Durante los últimos años, venimos observando una nueva y preocupante tendencia en el ámbito internacional de derechos humanos, donde se están empleando discursos sobre la «protección de la familia» para defender violaciones cometidas contra miembros de la familia, de modo de reforzar y justificar la impunidad y para coartar la igualdad de derechos en el seno de la familia y la vida familiar. 

La campaña para «proteger a la familia» es impulsada por proyectos conservadores que tienen como fin imponer interpretaciones «tradicionales» y patriarcales de familia; quitando los derechos de las manos de sus miembros para ponerlos en las de la institución «familia».

Los proyectos de «protección de la familia» tienen su origen en los siguientes fenómenos:

  • el auge del tradicionalismo,
  • el auge del conservadurismo cultural, social y religioso, y
  • posturas hostiles a los derechos humanos de las mujeres, los derechos sexuales, los derechos de las niñas y los niños y los derechos de las personas con identidades de género y orientaciones sexuales no normativas.  

Desde 2014 un grupo de estados opera como bloque en espacios de derechos humanos, bajo el nombre «Group of Friends of the Family» [Grupo de amigos de la familia], y a partir de entonces se han aprobado resoluciones sobre la «Protección de la familia» todos los años.

Esta agenda se ha extendido más allá del Consejo de Derechos Humanos (HRC, por sus siglas en inglés).  Hemos visto cómo el lenguaje regresivo sobre «la familia» se ha introducido en la Comisión de la Condición Jurídica y Social de las Mujeres (CSW, por sus siglas en inglés), y hemos asistido a intentos por incluir este lenguaje en las negociaciones sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible.


Nuestro enfoque

AWID trabaja con asociadxs y aliadxs para resistir conjuntamente las agendas regresivas de «Protección de la familia» y otras, y para defender la universalidad de los derechos humanos.

En respuesta a la creciente influencia de actores regresivos en los espacios de derechos humanos, AWID se ha unido con aliadxs para formar el Observatorio de la Universalidad de los Derechos (OURs, por sus siglas en inglés).  OURs es un proyecto colaborativo que monitorea, analiza y comparte información sobre iniciativas anti-derechos tales como la «Protección de la familia».

Derechos en Riesgo, el primer informe de OURs, traza un mapa de los actores que conforman el cabildeo global anti-derechos e identifica sus discursos y estrategias principales, señalando los efectos que estos discursos y estrategias están teniendo sobre nuestros derechos humanos.

El informe expone a la «Protección de la familia» como una agenda que ha promovido la colaboración entre una amplia gama de actores regresivos en las Naciones Unidas. La describe como un marco estratégico que aloja «múltiples posiciones patriarcales y anti-derechos, cuyo marco, a su vez, apunta a justificar e institucionalizar estas posiciones».

Contenido relacionado

CFA 2023 - Suggested Activities Format - EN

Suggested Activity Formats

 

Panel: In Panel discussions, explore an issue or challenge from different perspectives, or share a learning or experience, followed by audience questions if time allows.


Talk Show: Have a more spontaneous conversation in Talk-Show style. Talk Shows can be a conversation among several people, facilitated by a talk-show host. Audience questions can determine the conversation’s direction.


Discussion: These can take the form of world cafes, fishbowls, and other methodologies that facilitate participants’ active involvement in conversations. Highly participatory.


Workshop: Interactive sessions that invite participants to build new skills in any and all areas of life and activism.


Strategy Session: This is an invitation to think through an issue or strategy, in depth, with others. A space to learn from each other: what works, what doesn’t, and how do we develop new and collective strategies to create the worlds we dream of.


Sharing Circle (also known as “Birds of a Feather”): Ideal for small groups, in a more intimate setting, to hear from each other, spark discussion and carefully address topics that may be specific, sensitive and complex.


Arts – Participatory Workshop: Participatory activities involving arts and creative expression. Whether through visual art, theater, film, mural, dance, music, collective craft or artmaking, etc., we welcome all ideas celebrating feminist art and creativity as forms of social change, healing, expression and transformation.


Arts – Performances, Installations and Exhibitions: We welcome submissions that offer Forum participants new experiences and perspectives, expand our horizons, and challenge and inspire us to think, feel and organize in new ways.


Healing: Diverse activities tailored both for groups and individuals, from learning relaxation techniques to discussing burnout prevention, from trauma-informed practices of care for our body, mind and soul to healing rifts within our movements.

#10 - Sexting like a feminist Tweets Snippet ES

Cómo me gusta la poesía…

Roses are red, violets are blue, the revolution is coming and so are you

Las rosas son rojas
Las violetas son azules
Viene la revolución
Y te vienes tú

Leah Tumbalang

Leah Tumbalang fue una mujer lumad de Mindanao, en Filipinas. La historia del pueblo indígena lumad abarca generaciones de resistencia contra la minería corporativa a gran escala, de protección de los territorios ancestrales, los recursos y la cultura, y de lucha por la autodeterminación.

Leah era una líder lumad, y dirigente de Kaugalingong Sistema Igpasasindog to Lumadnong Ogpaan (Kasilo), una organización lumad y campesina que lucha contra la instalación de corporaciones mineras en Bukidnon, en la provincia de Mindanao. Fue inclaudicable en su activismo anti minería, al emprender con fervor campañas  contra los efectos devastadores de la extracción de minerales en el medio ambiente y las tierras de los pueblos indígenas. Era también una organizadora política de la lista electoral Bayan Muna, que integra el partido político de izquierda Makabayan.

Durante casi una década Leah (junto con otrxs integrantes de Kasilo) recibió amenazas debido a su oposición al despliegue de grupos paramilitares, que se cree son respaldados por intereses mineros.

«Como líder lumad de su comunidad, ella está en la primera línea de lucha por sus derechos a la tierra ancestral y a la autodeterminación.» - Kalumbay Regional Lumad Organization

Estar en la vanguardia de la resistencia también significa, a menudo, ser un blanco para la violencia y la impunidad, y Leah no solamente recibió numerosas amenazas de muerte, sino que fue asesinada el 23 de agosto de 2019 en la ciudad de Valencia, en Bukidnon.

Según un informe de Global Witness, «en números absolutos, Filipinas fue el país peor afectado» en lo que respecta a activistas ambientalistas asesinadxs en 2018.


Lee el informe de Global Witness, publicado en julio de 2019

Descubre más sobre las mujeres lumad de Filipinas y su lucha intergeneracional por la autodeterminación

#7 - Sexting like a feminist Tweets Snippet FR

Montre patte blanche! Et affiche tes données…

You want this pussy? Let me see that paper. (Seriously, where are your test results? Digital copy is fine.)

Tu veux cette ch*tte? Montre-moi ton doc. (Mais vraiment, où sont tes résultats de tests? En numérique ça ira.)

Stacey Park Milbern

« Je n’y connais pas grand-chose sur la spiritualité ou sur ce qui se passe lorsqu’on meurt, mais ma vie de queer crip coréenne me laisse penser que notre esprit corporel terrestre n’est qu’une petite partie du tout. En ne considérant pas nos ancêtres, nous choisissons de ne voir qu’un aperçu de qui nous sommes. » - Stacey Park Milbern

Stacey Park Milbern s’identifiait comme une femme de couleur, queer, handicapée et précurseure. Leader, mobilisatrice historique et fortement respectée dans le mouvement pour les droits des personnes handicapées et la justice, elle défendait également les droits de nombreuses autres communautés, et non seulement celles auxquelles elle appartenait. L’activisme de Stacey s’appuyait fortement sur ses expériences à l’intersection du genre, du handicap, de la sexualité et de la race. 

Stacey a cofondé avec quelques ami·e·s le club de culture sur la justice liée au handicap, un groupe de travail en soutien aux diverses communautés, notamment les plus vulnérables, aidant entre autres les personnes sans-abri à accéder aux ressources durant la pandémie de COVID-19.  

Elle a également coproduit une campagne impactante pour le documentaire « Crip Camp » de Netflix. Elle était membre du conseil d’administration de la WITH Foundation et a dirigé plusieurs organisations aux niveaux local, régional et national. Stacey écrivait joliment et vigoureusement : 

« Mes ancêtres sont des personnes déchirées de leurs amours par la guerre et les déplacements. C’est grâce à elleux que je connais le pouvoir de construire un foyer avec tout ce que l’on trouve, peu importe l’endroit et les personnes qui sont avec nous. Mes ancêtres sont des queers qui vivaient au Sud américain. Grâce à elleux, j’ai compris l’importance des relations, des lieux et d’une vie vécue en grand, même lorsque cela peut être dangereux. Tou·te·s mes ancêtres connaissent le désir. Ce désir est souvent notre espace de connexion... » - Stacey Park Milbern

Elle est née à Séoul, en Corée, a grandi en Caroline du Nord et continué son parcours dans la région de la baie de San Francisco. Stacey est décédée à la suite de complications chirurgicales le jour de son 33ème anniversaire, le 19 mai 2020. 


Lisez un essai écrit par Stacey Park Milbern (en anglais)
Écoutez un entretien avec Stacey Park Milbern (en anglais)
#StaceyTaughtUs : enregistrez votre histoire pour le projet Disability Visibility  

Hommages : 

« Beaucoup de gens le diraient : c’était une leader. Elle couvrait tous les aspects de ce rôle. Vous savez, parfois il y a des conduites de premier rang, de milieu ou de l’arrière. Et elle était d’une certaine façon capable de mener tous ces rangs. »  - Andraéa LaVant, activiste pour les droits des personnes handicapées

« Perdre Stacey au moment où nos communautés ont le plus besoin de son leadership est une réelle épreuve, surtout dans un contexte où sa force, sa vision et son cran étaient de plus en plus reconnus dans des milieux autres que ceux du handicap, lui offrant des leviers plus importants pour faire progresser le travail de toute une vie… Nous n’aurons pas la chance de savoir où son leadership charismatique nous aurait mené·e·s. Mais une chose est sûre : ce que Stacey nous a donné, en un temps relativement court, continuera de bénéficier à d’autres dans les prochaines années. »  - Disability Rights Education and Defense Fund (Fonds de défense et d’éducation sur les droits liés au handicap)

2013: le sixième Dialogue de haut niveau examine les progrès des OMD

¿Por qué AWID eligió Taipéi como sede del Foro?

AWID dedicó casi dos años al trabajo de identificar una sede para el Foro en la región Asia-Pacífico (la ubicación del Foro rota entre las distintas regiones).

Sobre la base de una investigación documental inicial y de consultas con aliadxs (que nos llevaron a eliminar muchas otras opciones de la región), organizamos una serie de visitas exhaustivas a Nepal, Malasia, Sri Lanka, Tailandia, Indonesia y, más tarde, Taiwán.

Cada visita incluyó, no solo la evaluación de la infraestructura logística, sino también encuentros con grupos y activistas feministas locales para entender mejor el contexto y conocer su percepción de las oportunidades y los riesgos potenciales de organizar un Foro de AWID en sus contextos.

En nuestras visitas encontramos movimientos feministas locales impresionantemente vibrantes y diversos.

Estos movimientos expresaron, en varias ocasiones,  sentimientos encontrados respecto de las oportunidades y los riesgos que podría acarrearles la visibilidad de un evento como el Foro. En una de las visitas, durante los primeros treinta minutos de la reunión, escuchamos a lxs activistas presentes decir, en forma unánime, que un Foro de AWID sufriría una enorme reacción, que los derechos LGBTQ son un asunto particularmente candente, y que los grupos fundamentalistas aparecerían con toda su fuerza a interrumpir el evento.

Cuando respondimos, «De acuerdo, entonces ustedes no creen que sea una buena idea», nuevamente la respuesta unánime fue «Por supuesto que es una buena idea, ¡queremos cambiar la narrativa!». En algunos de estos lugares nos resultó difícil oír y ver que muchxs activistas feministas querían aprovechar la oportunidad de un evento grande y  visible, y que estaban preparadxs a enfrentar los riesgos locales; pero nuestras consideraciones, como anfitrionxs de casi dos mil personas de todo el mundo, nos imponen un cálculo distinto del riesgo y la factibilidad.

También tuvimos que analizar qué significa organizar un foro feminista que a sea coherente con los principios de inclusión, reciprocidad y autodeterminación, en aquellos casos en que la política y la práctica de Estado son, en general, contrarias a estos principios (aunque lxs funcionarixs de los ministerios de turismo  hayan trabajado arduamente para atenuar estas características).

Sopesamos las consideraciones de infraestructura con la oportunidad potencial de impulsar algunas agendas feministas a nivel nacional, y el contexto político nacional.

En muchos de estos lugares, monitorear el contexto nos resultó un ejercicio pendular: de un momento abierto y seguro para los debates feministas podíamos pasar a otro de brutal represión y xenofobia, capaz de sacrificar las prioridades feministas como piezas de negociación política para tranquilizar a las fuerzas antiderechos del ala derechista.

El proceso ha sido una reflexión aleccionadora sobre el contexto increíblemente complicado para el activismo por los derechos de las mujeres y la justicia de género en todo el mundo.

Nuestras dificultades en la región Asia-Pacífico nos llevaron a preguntarnos si no sería más fácil mover el Foro a una región distinta. Sin embargo, hoy en día no podríamos organizar un Foro de AWID en Estambul como lo hicimos en 2012, ni podríamos hacerlo en Brasil como lo hicimos en 2016.

Teniendo en cuenta toda esta complejidad, AWID seleccionó Taipéi como ubicación para el Foro porque:

  • ofrece un cierto grado de estabilidad y seguridad para la diversidad de participantes que convocamos al Foro;
  • tiene también un alto nivel de capacidad logística, y resulta  accesible para muchxs viajerxs (con la facilitación de un trámite de visa electrónico para conferencias internacionales); y
  • el Foro es bien recibido por el movimiento feminista local, que está muy interesado en interactuar con feministas de todo el mundo.

Al organizar el Foro de AWID, estamos tratando de construir y sostener, de la mejor manera posible,   un espacio para las diversas expresiones de solidaridad, indignación, esperanza e inspiración que son el núcleo de los movimientos feministas.

En este momento, creemos que Taipéi es la sede, dentro de la región Asia-Pacífico, que mejor nos permitirá construir ese espacio seguro y rebelde para nuestra comunidad feminista global.

De hecho, en el mundo contemporáneo no existe una ubicación ideal para un Foro centrado en las Realidades Feministas. Donde sea que vayamos, ¡debemos construir ese espacio juntxs!

CFA 2023 - Hubs - thai

ใหม่

จุดศูนย์กลาง: การเดินทางข้ามพรมแดน

ผู้เข้าร่วมประชุมจะได้เข้าร่วมตามสถานที่ต่างๆนอกเพื้นที่ในการจัดงานที่กรุงเทพฯ  และตามส่วนต่างๆของ โลกในแต่ละวันของการประชุม สถานที่ประชุมที่ผู้เข้าร่วมจัดการเองทั้งหมดนั้นจะเชื่อมต่อกับสถานที่จัดงาน
จริงในกรุงเทพฯเช่นเดียวกับบุคคลที่เชื่อมต่อทางออนไลน์        ผู้เข้าร่วมในจุดศูนย์กลาง Hub นี้จะสามารถ ดำเนินรายการในหัวข้อกิจกรรมต่างๆ เข้าร่วมอภิปราย แลกเปลี่ยน และเพลิดเพลินไปกับโปรแกรม ที่หลากหลาย

ที่ตั้งจุดศูนย์กลาง Hub จะประกาศในปี 2567

Communicating Desire and Other Embodied Political Praxes | Title Snippet EN

Communicating Desire and Other Embodied Political Praxes

with Manal Tamimi, Lindiwe Rasekoala, and Louise Malherbe
Podcast credit: Zuhour Mahmoud

June 2015

Further drafting sessions on the Addis Ababa outcome document

Learn more from the CSO Hitchhiker’s Guide

Anatomy of a Survivor's Story

Maryum Saifee (@msaifee), New York, USA    

When you do a search for “Female Genital Mutilation” or “FGM” online, an image of four line-drawings of the female anatomy pop up next to its Wikipedia entry. It illustrates four types of violence. The first being a partial cut to the clitoris. The second, a more invasive cut with the entire clitoris removed. The third is progressively worse with the removal of the clitoris, labia majora and minora. And the fourth box illustrates a series of hash marks to symbolize stitches over the vaginal opening to allow only for urination and menstruation.

As a survivor of FGM, most questions about my story fixate on the physical. The first question I usually get asked is what type of FGM I underwent. When I told a journalist once that I went through Type 1, she said “oh, that’s not so bad. It’s not like type three which is far worse.” She was technically right. I had the least invasive form. And for many years, I gaslighted myself into feeling a sense of relief that I was one of the lucky ones. I comforted myself noting that I could have been less fortunate with all of my genitalia gouged out, not just the clitoral tip. Or worse I could have been one of the ones who didn’t survive at all. Like Nada Hassan Abdel-Maqsoud, a twelve year old, who bled to death on a doctor’s operating table earlier this year in Upper Egypt. Nada is a  reminder to me that for every data point -- 200 million women and girls who live with the consequences of FGM globally -- there is a story. Nada will never be able to tell hers.

As much as I find the label “survivor” suffocating at times -- I also realize there is privilege embedded in the word. By surviving, you are alive. You have the ability to tell your story, process the trauma, activate others in your community and gain insights and a new language and lens to see yourself through.

The act of storytelling can be cathartic and liberating, but it can also shatter the storyteller in the process.

Without integrating the psychosocial support of trained clinicians into storytelling and healing retreats, well-intentioned interventions can result in more trauma. This is all the more important as FGM survivors navigate the double pandemic of their own PTSD from childhood trauma, and the indefinite COVID-19 global shutdown.

In many anti-FGM advocacy spaces, I have seen this insatiable hunger to unearth stories -- whatever the cost to the storyteller. The stories help activate funding and serve as a data point
for measuring impact. 

Survivor stories then become commodities fueling a storytelling industrial complex. Storytellers, if not provided proper mental health support in the process, can become collateral damage.

My motivation in writing this piece is to flip the script on how we view FGM survivors, prioritizing the storyteller over the story itself.

FGM survivors are more than the four boxes describing how the pieces of our anatomy were cut, pricked, carved, or gouged out. In this essay, I’ll break down the anatomy of an FGM survivor’s story into four parts: stories that break, stories that remake, stories that heal, and stories that reveal.

Type 1: Stories that break

I was sitting in the heart of Appalachia with a group of FGM survivors, meeting many for the first time. As they shared their traumas, I realized we all belonged in some way or another to the same unenviable club. A white Christian survivor from Kentucky - who I don’t think I would have ever met if we didn’t have FGM survivorship connecting us - told the contours of her story. 

There were so many parallels. We were both cut at seven. She was bribed with cake after her cut. I was bribed with a jumbo-sized Toblerone chocolate bar when mine was over. Absorbing her trauma overwhelmed me. And I imagine when I shared my story, others in the circle may also have been silently unraveling. We didn’t have a clinician or mental health professional in a facilitation role and that absence was felt. The first night, I was sharing a room with six other survivors and tried hard to keep the sounds of my own tears muffled. By the last day, I reached breaking point. Before leaving for the airport, my stomach contracted and I convulsively vomited. I felt like I was purging not only my pain, but the pain of the others I’d absorbed that week. We all dutifully produced our stories into 90 second social media friendly soundbites with narration and photos. But at what cost?

Type 2: Stories that remake

On February 6, 2016, the Guardian published my story as a survivor. The second it was released, I was remade. My identity transformed from nondescript, relatively invisible mid-level Foreign Service Officer to FGM survivor under a public microscope. That same day, then-U.S. Ambassador to the United Nations Samantha Power tweeted my story with the introduction: “I was seven years old” before linking to the article. The tweet symbolized a moment for me where my personal and professional worlds collided. Since then, they have been forever intertwined. 

Even though I spent ten years of my career as a diplomat focused on other issues -- I lived in Cairo during the early days of the Arab Spring in 2011 and served in Baghdad and Erbil when the Syrian revolution turned from an uprising to civil war -- all of those past experiences that began to make mefeel erased. When I spoke on panels, my identity would be reduced to “survivor.” Like other survivors, I have worked hard to rewrite the script on how others see me.

I reinsert pieces of my other identities when speaking to underscore to the broader public that while yes, I am a survivor of childhood trauma and while my FGM story may have remade a part of my identity, it doesn’t define me.

Type 3: Stories that heal

With the guidance of a mental health expert, I have spent the last few months doing a deep dive into my FGM survivor story. I have told and retold my story over dozens of times in public venues. My goal is to break the culture of silence and inspire action. At this point, the telling of my story has almost become mechanized, as though I am reciting a verse from the Quran I memorized as a kid. I would always start with: “I was sitting an anthropology class when a fellow student described her research project on Female Genital Mutilation. And that’s when I had the memory jolt. A memory I had suppressed since childhood came flooding to the foreground.” I go into the details of what happened in granular detail -- the color of the floor, the feelings of confusion and betrayal in the hazy aftermath. And then I go on to talk about the afternoon I confronted my mother about the summer she and my father shipped my brother and off to India to stay with my aunt. The summer it happened. I later found out my aunt cut me without my parents’ consent. In my years of telling and retelling this story, I would have moments I felt nothing, moments I would break down, and moments of relief. It was a mixed bag, often contradictory emotions happening all at once. 

When I began to take apart the story, I discovered the core moment where I felt most gutted. It wasn’t the cut itself. It was the aftermath. I remember sitting in a corner alone, feeling confused and ashamed. When I looked at my aunt on the other side of the room, she was whispering to my cousin and they both pointed and laughed at me. Unearthing the moment of shame - the laughter - has haunted me since childhood. The piece that was carved out of me is called “haram ki boti” which translates into sinful flesh. Over time, the physical scar healed. But for many FGM survivors, the psychological wounds remain 

Type 4: Stories that reveal

Last year, I decided to take a sabbatical from the Foreign Service. I was burning out on both ends -- I had just completed a really tough assignment in Pakistan and was also doing anti-FGM
advocacy in my personal capacity. When I came home, an acquaintance from graduate school approached me to capture my story on film. As part of the process, she would send a camera
crew to shadow me. Sometimes while giving speeches, other times filming mundane interactions with friends and family. On a visit to my home in Texas, I’ll never forget the moment where my mom told me her story of survival. As part of the film, we went on a roadtrip to Austin to visit the university where I first had the memory jolt. My mom is patiently waiting for the cameraman to set up his tripod.  My father is standing next to her. 

In the end, we eventually had the conversation I never had the courage to have with either of my parents face to face. Looking them both in the eye, retelling my story with a camera as witness, we discussed how FGM ripped our family apart (specifically my dad’s relationship with his sister). For the first time, I heard my mom talking about her own experience and the feeling of betrayal when she discovered my aunt cut me without her consent. When I later told her that FGM was actually indigenous to the U.S. and Europe and that it was a cure for hysteria (prescribed by doctors) up until the 19th century, my mother exclaimed “that’s crazy to me, this was a cure for hysteria. I’m going to educate other doctors to speak out.” And in that moment, my mother, a survivor who had never shared her story before, became an activist. 

My story, intertwined with her story, revealed a tightly woven fabric of resistance. With our voices, we were able to break the cycle of intergenerational structural violence. We were able to rewrite the stories of future generations of girls in our own family and hopefully one day, the world.

 


 “Dreams”

by Neesa Sunar (@neesasunar), Queens, USA

This is a woman breaking free from her mundane reality, devoid of color. She dreams in a colorful, "nonsensical" way that people in her life would not understand. She could be considered insane, yet her dreams are more vivid and imaginative than actual life. This is frequently how schizophrenia occurs to me, more engaging and exciting than real life.

Neesa Sunar (@neesasunar)

< United against the violence, by Karina Ocampo 

Freeing the Church, Decolonizing the Bible for West Papuan Women, by Rode Wanimbo >

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La comunicación del deseo | Content Snippet ES

La comunicación del deseo

y otras praxis políticas del cuerpo


La comunicación del deseo

Anfitrionx: Tendemos a pensar en la comunicación del deseo como algo circunscrito a la intimidad de la alcoba y nuestras relaciones personales. Sin embargo, ¿podemos también pensar este tipo de comunicación como una estructura, una práctica que nutre nuestro trabajo, y cómo somos, y cómo actuamos en el mundo?

LindiweCreo que, desafortunadamente, en el pasado expresar tu sexualidad tenía sus limitaciones. Se te permitía expresarla dentro de los confines del matrimonio, lo cual estaba permitido; siempre el tabú y el estigma estuvieron asociados a todo intento de expresarla de una forma distinta. Cuando se trata de comunicar, obviamente, el hecho de que ciertos estigmas se asocien a la expresión de tu sexualidad o la expresión de tu deseo hace mucho más difícil comunicar eso en la alcoba o en la intimidad con tu pareja. Desde mi experiencia personal creo que, obviamente, si me siento más cómoda expresándome fuera de la alcoba acerca de otros asuntos u otros temas, para mí es más fácil construir esa confianza, porque comprendes la resolución de conflictos con esa persona en particular, comprendes exactamente qué hacer para que esa comunicación sea especial para esa persona en particular. No es fácil. Se hace constantemente en todo tipo de relación, ya sea la pareja, algo casual o solo un momento. Pero creo que la confianza en el afuera puede traducirse definitivamente en cómo comunicas tu deseo.

Manal
Desde la infancia, a una mujer se la cría con eso de: «no tienes permiso para hablar de tu cuerpo, no tienes permiso para hablar de tu deseo», lo que hace recaer una enorme responsabilidad en las mujeres, sobre todo en las niñas en su adolescencia, cuando necesitan expresarse y hablar de estos temas. Por lo tanto, en mi opinión, este es un gran problema. ¿Sabes? Llevo casada más de 25 años, pero todavía, hasta el día de hoy, no puedo hablar de mis deseos. No puedo decir lo que quiero o prefiero, porque es como si no tuviera permitido cruzar esa línea. Es como un pecado, a pesar de ser mi derecho. Lo mismo sucede con todas mis amigas, no pueden expresarse de forma correcta.

Louise
Personalmente creo que expresar nuestros deseos, mis deseos, sea como sea que se expresen, tiene que ver con la otra persona y la mirada que esa otra persona tenga sobre mí. Así que esto también es algo que podemos vincularlo con el cine. Y la mirada que tenga sobre mí misma también: lo que creo que soy como persona, pero también lo que la sociedad espera de mí y mi sexualidad. En el pasado, de algún modo, solía establecer una analogía entre lo que sucede en la alcoba y lo que sucede en el lugar de trabajo, porque a veces se da esta dinámica de poder, lo quiera o no. Y a menudo, la comunicación verbal es más difícil de lo que pensamos. Pero cuando se trata de representarlo en el cine, es un juego absolutamente distinto. Estamos muy lejos de lo que supongo que a todxs lxs presentes nos gustaría ver en la pantalla cuando se trata de comunicar deseos sexuales dentro y fuera de la alcoba. 


En línea y en el cuerpo

Anfitrionx: Podemos pensar en el mundo digital como hecho cuerpo: aunque sea virtual, no es menos real. Y eso quedó claro en el contexto del festival de las Realidades Feministas de AWID, el cual se celebró íntegramente en línea. Entonces, ¿qué implica hablar de sexualidad de forma colectiva, política, en los espacios en línea? ¿Navegamos por los espacios virtuales con nuestros cuerpos y afectos y, en dicho caso, cuáles son las distintas consideraciones en juego? ¿Qué implica para la comunicación y la representación?


LindiweLas redes sociales te hacen sentir en comunidad. Cuando expresas lo que quieres o lo que te agrada, habrá alguien que va a estar de acuerdo o en desacuerdo, pero quienes concuerdan contigo te hacen sentir que perteneces a una comunidad. Así que es más fácil lanzarlo al universo, o que otras personas lo vean, y potencialmente que no se te juzguen tanto. Y digo esto muy libremente porque a veces, según lo que expreses, serás humilladx o aprobadx. Pero cuando se trata de la alcoba, hay una intimidad y casi una vulnerabilidad que te expone a ti y a diferentes partes tuyas sobre las cuales no es fácil opinar. Cuando se trata de expresar tu deseo, hablarlo y manifestarlo y, quizás crear un tuit o un posteo en una red social, o incluso darle un «me gusta» y leer a otras comunidades con ideas afines, eso es más fácil que decirle a tu pareja, «así es como quiero recibir placer» o «así quiero que hagas ahora», debido al temor al rechazo. Pero no es eso únicamente. Sólo el aspecto de la vulnerabilidad – permitirte desnudarte a tal punto que la otra persona vea lo que estás pensando, sintiendo, deseando –, creo que es ahí donde radica la diferencia. Siento que en las redes sociales hay más comunidad y es más fácil involucrarse en conversaciones. Mientras que en la habitación, no quieres arruinar el momento necesariamente. Pero creo que eso, en cierta forma, te ayuda a comprender, según la relación con la persona, cómo te relacionarías de allí en más. Así que siempre sé que si intento comunicar algo y no lo logro en el momento, siempre puedo mencionarlo fuera de ese momento y ver cuál sería la reacción para saber cómo abordarlo en el futuro.

Louise¿Sabes? La cuestión con las películas es que no sé si la mirada masculina es intencionada o no. En verdad no lo sabemos. Lo que sí sabemos es la razón por la que la sexualidad en general ha sido tan heteronormativa y se ha centrado en la penetración, y por qué a las mujeres no se les da ningún espacio para realmente pedir algo en el cine: es porque la mayoría de la gente que ha trabajado en esta industria y tomado decisiones en cuanto a, ya sabes, la narración y la edición, han sido varones blancos. La venganza por violación es este género cinematográfico tan extraño que nació en la década de 1970, en donde la mitad de la historia sería sobre una mujer que fue violada por una o varias personas y, en la otra mitad, ella busca vengarse. Generalmente la mujer asesinará y matará a la persona que la violó y, en algunos casos, a otras personas cercanas al violador. Cuando este género comenzaba a surgir y, durante 30 años como mínimo, los varones eran quienes escribían, producían y dirigían esas películas. Por eso también buscamos tanto la representación. Muchxs feministas y pionerxs en la cinematografía queer también usaron el acto de filmar para hacerlo y reivindicar su propia sexualidad. Se me viene a la mente Barbara Hammer, una pionera queer y feminista del cine experimental de los Estados Unidos, que decidió filmar a mujeres teniendo sexo en 16mm., y, al hacerlo, reclamó un espacio dentro de la narrativa que se exhibía en el cine en aquel momento. Y también está el tema de la invisibilización: ahora sabemos, por Internet y el intercambio de conocimientos, que cineastas mujeres y queer vienen intentando y filmando desde los inicios del cine. Recién ahora nos damos cuenta porque tenemos acceso a bases de datos y al trabajo de activistas y curadorxs y cineastas.


La resistencia a la colonización

Anfitrionx: Y esto abre la conversación sobre la importancia de mantener vivas las historias feministas. Los mundos en línea también han desempeñado un rol crucial en la documentación de las protestas y las resistencias. Desde Sudán hasta Palestina, pasando por Colombia, los feminismos han tomado nuestras pantallas por asalto y desafiado las realidades de la ocupación, el capitalismo y la opresión. Entonces, ¿podemos hablar de la comunicación del deseo, del deseo de algo más, como la descolonización?


ManalQuizás porque en mi pueblo hay apenas 600 habitantes y es una única familia – la Tamimi – no hay barreras entre varones y mujeres. Hacemos todo de manera conjunta. Entonces, cuando comenzamos nuestra resistencia no violenta o cuando nos unimos a la resistencia no violenta en Palestina, nadie discutió si las mujeres debían participar o no. Asumimos un papel muy importante en el movimiento aquí en el pueblo. Pero cuando otros pueblos u otros lugares comenzaron a sumarse a nuestras protestas semanales, algunos hombres pensaban que, si estas mujeres participaban o se unían a las manifestaciones, ellas lucharían con los soldados y entonces serían mujeres fáciles. Algunos hombres que no eran del pueblo intentaron acosar sexualmente a las mujeres. Pero una mujer fuerte que es capaz de enfrentar a un soldado puede también confrontar el acoso sexual. En ocasiones, cuando otras mujeres de otros lugares se suman a nuestra protesta, en un principio son tímidas; no se quieren acercar porque hay muchos hombres. Si quieres participar en la protesta, si quieres ser parte del movimiento no violento, tienes que quitarte todas esas restricciones y todas esas ideas de la cabeza. Tienes que enfocarte simplemente en luchar por tus derechos. Desafortunadamente, la ocupación israelí conoce todo esto. Por ejemplo, la primera vez que me arrestaron, tenía puesta la hijab, entonces intentaron quitármela, intentaron sacarme la ropa, frente a todo el mundo. Había entre 300 y 400 personas y lo intentaron. Cuando me llevaron para interrogarme, el interrogador dijo: «lo hicimos para castigar a otras mujeres a través suyo. Conocemos su cultura». Yo le respondí: «No me importa, creo en lo que hice. Aun si me quitaran toda la ropa, todo el mundo sabe que Manal está resistiendo».

LindiwePienso que incluso desde una perspectiva cultural, lo cual es muy irónico, si observas la cultura en África, antes de ser colonizada, se ve que mostrar la piel no era un problema. Usar piel animal o cuero para protegerte, no era ningún problema y la gente no estaba sexualizada salvo que se diera en un contexto determinado. Pero nos hemos condicionado a decir «deberías cubrirte» y cuando no te cubres, quedas expuesta y, por lo tanto, estarás sexualizada. La desnudez se sexualiza en lugar de estar simplemente desnuda; no quieres que a una niña pequeña la vean desnuda. ¿Qué tipo de sociedad nos hemos condicionado a ser si vamos a sexualizar a alguien que está desnudx fuera del contexto del vínculo sexual? Pero el entorno definitivamente juega un papel importante, porque tu madre y tu padre y tus abuelas y abuelos y tías y tíos dicen «no, no te vistas de manera inapropiada», o «no, eso es muy corto». Entonces, primero escuchas todo eso en el hogar, y luego, en el momento en que te expones al exterior, según el entorno, ya sea eurocéntrico o más occidentalizado que el que estás acostumbrada, entonces eres un poco libre de hacerlo. E incluso entonces, por más libre que seas, eso trae consigo muchas otras cuestiones en términos de abucheos y la gente que todavía sexualiza tu cuerpo. Puedes vestir una falda corta, y alguien se siente con derecho de tocarte sin tu permiso. Hay tanto asociado a la regulación y el control sobre el cuerpo de las mujeres, y la narrativa comienza en casa. Y luego sales a la comunidad, a la sociedad, y la narrativa se perpetúa, y te das cuenta de que la sociedad te sexualiza en general, sobre todo si eres una persona de color.

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La resistencia como placer

Anfitrionx: Por último, ¿cómo puede nuestra resistencia traspasar lo que está permitido? ¿Hay un lugar para el placer y el gozo para nosotrxs y nuestras comunidades?

LouiseEncontrar placer en la resistencia y resistencia en el placer; en primer lugar, para mí está la idea del cine de guerrilla o el acto de filmar cuando se supone que no deberías o cuando alguien te dijo que no lo hagas, lo cual es el caso de muchas realizadoras, incluidas lxs realizadorxs queer, en el mundo de hoy. Por ejemplo, en el Líbano, que es un terreno cinematográfico que conozco muy bien, la mayoría de las historias de lesbianas que he visto las han rodado estudiantes en formatos muy cortos «sin valor de producción», como se diría en Occidente: sin dinero, debido a la censura en el ámbito institucional, pero también en la esfera familiar y privada. Creo que filmar lo que sea, pero también filmar el placer y el placer en la narrativa lesbiana, es un acto de resistencia en sí mismo. Muchas veces, tan solo tomar una cámara y conseguir que alguien edite y que alguien interprete es sumamente difícil y requiere de mucha convicción política.

LindiweTengo un grupo de apoyo para casos de violación. Intento asistir a las mujeres para que se restablezcan desde una perspectiva sexual: si quieren volver a tener intimidad, que los traumas del pasado no influyan a la hora de seguir adelante. No es fácil, pero es individual. Por eso siempre comienzo por comprender el cuerpo. Creo que cuanto más lo comprendes y lo amas y más orgullo sientes por él, serás mucho más capaz de recibir a alguien en ese espacio. Lo denomino entrenamiento en la sensualidad, donde hago que comiencen a verse a sí mismas no como objetos sexuales, sino como objetos de placer y deseo que pueden ser intercambiables. De ese modo eres tan digna de recibir como de dar. Pero no solo desde un punto de vista psicológico, también es físico. Cuando sales de la ducha, sales de la tina, y te pasas loción por el cuerpo, miras cada parte de tu cuerpo, sientes cada parte de tu cuerpo, sabes cuando hay cambios, conoces tu cuerpo tan bien que si te sale un grano nuevo en la rodilla, eres tan consciente de ello porque hasta hace unas horas no lo tenías. Con este tipo de cosas intento hacer que las personas se amen a sí mismas desde su interior, se sientan que son dignas de recibir amor en un espacio seguro, así las guío hacia la reivindicación de su sexualidad y su deseo.

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¿Sabes? Comenzamos a ver mujeres de Nablus, de Jerusalén, de Ramallah, incluso de las 48 zonas ocupadas, que tienen que conducir entre tres y cuatro horas solo para sumarse a las protestas. Luego intentamos ir a otros lugares, hablar con las mujeres, decirles que no sean tímidas, que simplemente tienen que creer en sí mismas y que no hay nada de malo en lo que estamos haciendo. Puedes protegerte, entonces, ¿qué tiene de malo participar o sumarte? Cuando les pregunté a algunas de ellas por qué se habían sumado, respondieron, «si las mujeres Tamimi pueden, nosotras también». Con toda honestidad, escuchar esa respuesta me hizo muy feliz porque éramos una especie de modelo para otras mujeres. Si tengo que defender mis derechos, deberían ser todos mis derechos, no apenas uno o dos. Los derechos no se dividen.