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VIENA +20: El mundo ha cambiado de manera notable, y a los derechos de las mujeres se los toma más en serio como derechos humanos

NOTAS DE LOS VIERNES – AWID conversó con Charlotte Bunch, directora fundadora e investigadora principal del Center for Women's Global Leadership (Centro para el Liderazgo Global de las Mujeres), de la Universidad de Rutgers, sobre el rol fundamental que desempeñaron la Conferencia Mundial sobre Derechos Humanos realizada en Viena en 1993 y la Declaración y Programa de Acción de Viena (DPAV) impulsando una revolución en los derechos humanos, y por qué es necesario que Viena + 20 destaque tanto los avances como los obstáculos que persisten para la realización de estos derechos.

Por Susan Tolmay


Charlotte Bunch en 2011

AWID: ¿Cuán lejos cree que hemos llegado en estos últimos 20 años en cuanto a la realización de los derechos humanos para las mujeres?

Charlotte Bunch (CB): El reconocimiento de que “los derechos de las mujeres son derechos humanos” por la Conferencia Mundial sobre Derechos Humanos abrió las puertas a análisis feministas y de las mujeres sobre los derechos humanos de formas que cambiaron profundamente tanto al movimiento de mujeres como a las prácticas de derechos humanos. La afirmación de que los derechos de las mujeres son derechos universales plenos y la identificación de la violencia contra las mujeres como tema central que se encuentran en la DPAV iniciaron un proceso de integración de las mujeres y los abusos basados en el género en la teoría y la práctica de los derechos humanos que continúa hasta hoy.

Rápidamente, la afirmación “Los derechos de las mujeres son derechos humanos” se utilizó para afirmar los derechos reproductivos y de la salud en la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo (CIPD, Cairo 1994), para reforzar los derechos socioeconómicos de las mujeres en la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social (Copenhague, 1995) y para generar una Plataforma de Acción enmarcada en los derechos humanos en la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer (Beijing, 1995). Estas ideas también encontraron eco a nivel local y nacional, donde las activistas realizaron audiencias sobre los abusos a los derechos humanos de las mujeres en muchas áreas, desde los conflictos armados hasta la pobreza o el cambio climático. Abordando temas que van desde los crímenes ‘de honor’ en Pakistán hasta los derechos reproductivos en Perú, o la ayuda social y la vivienda en Estados Unidos, las feministas procuraron hacer que los gobiernos rindieran cuentas utilizando instrumentos de derechos humanos. Viena también inspiró un mayor interés en la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (CEDAW), y los grupos de mujeres escribieron informes sombra sobre cómo sus gobiernos la implementaban (o no), exigiendo como parte de ese cumplimiento la promulgación de mejores leyes nacionales. En ese momento, las leyes sobre violencia contra las mujeres mejoraron en forma acentuada en la mayor parte del mundo.

Poco después de Viena, la Asamblea General de la ONU adoptó la Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer y la Comisión de Derechos Humanos de la ONU (CDHONU) nombró a la primera Relatora Especial sobre Violencia contra la Mujer, sus causas y consecuencias, lo que llevó a crear un campo de trabajo muy rico sobre estándares de derechos humanos en cuanto a la violencia contra las mujeres. En 1994, la CDHONU adoptó su primera resolución sobre la integración del género, que ha ido evolucionando y en el Consejo de Derechos Humanos es objeto de sesiones regulares. Esto ha sido acompañado por una amplia variedad de esfuerzos para aplicar mucho más las perspectivas de las mujeres en todas las áreas de los derechos humanos. Por ejemplo, la inclusión de la persecución por género y de una cuota para juezas mujeres en los estatutos de creación de la Corte Penal Internacional marcó un rumbo nuevo, tal como lo hizo la Resolución 1325 del Consejo de Seguridad, primera en ocuparse de las mujeres en este tema.

AWID: A pesar de Viena y de muchas otras declaraciones, convenciones y PDA, se continúan violando los derechos humanos de las mujeres, a menudo en forma impune. ¿Qué nuevas violaciones a los derechos humanos de las mujeres se están cometiendo en el mundo? ¿Cuáles se están agravando?

CB: Después de Viena, hubo una curva ascendente en el impulso a los derechos humanos de las mujeres, pero las fuerzas de la reacción contra estos cambios tan profundos también fueron fuertes, y siguen habiendo muchos desafíos para la implementación. Pocos gobiernos honran sus obligaciones más allá de los discursos y con el incremento de la austeridad económica, hay una escasez aguda de recursos que serían necesarios para crear una igualdad más sustantiva para las mujeres. Se está haciendo cada vez menos para enfrentar los aspectos socioeconómicos de la discriminación por sexo, y lo mismo sucede con la realización de la mayoría de los derechos socioeconómicos. Lo más preocupante es la brecha cada vez más grande entre las mujeres cuya situación económica y personal ha mejorado y aquellas a las que se dejó atrás a medida que se ampliaba la brecha entre las personas ricas y las pobres, las que están conectadas y las que están indefensas, en estos últimos 20 años.

La legitimación del carácter urgente del combate a la violencia contra las mujeres que se hizo en Viena contribuyó a que se la reconociera cada vez más como una preocupación. Sin embargo, la impunidad rampante continúa. La DPAV afirmó con fuerza que todos los derechos humanos son universales e indivisibles y que la responsabilidad de protegerlos le cabe a la comunidad internacional. Pero la reacción fundamentalista contra las reivindicaciones de las mujeres en términos de igualdad, y especialmente de derechos sexuales y reproductivos, esgrimió la soberanía nacional, la cultura y la religión como excusas para perpetuar la discriminación y la violencia patriarcales. La violencia y la reacción crecientes contra las defensoras de derechos humanos (WHRD) generaron alianzas más estrechas entre algunas feministas y grupos de derechos humanos, pero para que sigamos avanzando hacia la justicia de género se necesitan con urgencia más atención y más recursos dedicados a este tema.

AWID: ¿Qué rol desempeñaron los movimientos de mujeres en cuanto a abordar algunas de las cuestiones que acabas de describir?

CB: Sobre todo en la última década, los movimientos de mujeres se dieron cuenta de cuánto trabajo hará falta para crear las condiciones que les permitan a las mujeres ejercer sus derechos. Es claro que decir que estos derechos existen y que la violencia contra las mujeres los viola nos abrió un espacio en la agenda, pero esto no significa que los haya hecho realidad. No cabe duda de que los movimientos de mujeres están desempeñando un rol de liderazgo en la identificación de obstáculos para el ejercicio de los derechos de las mujeres y nombrando lo que impide a las mujeres alcanzar la igualdad real o sustantiva, y no la mera igualdad de facto, es decir, la que prescribe la ley. La igualdad sustantiva exige tener acceso a derechos sociales y económicos y la capacidad de ejercer los derechos que viene con un medio básico de vida, tener acceso al sistema político y poder defenderte ya sea ante los tribunales o en la comunidad, poder hacerte oír y tener alguna clase de poder. El trabajo de los movimientos de mujeres expresa con mayor claridad lo que se necesita para poder ejercer los derechos que ahora aceptamos que tienen las mujeres.

A nivel global, el logro ha sido sostener Viena, Cairo, Beijing y otras convenciones internacionales que hicieron avanzar los derechos de las mujeres, y defender ese lenguaje, manteniendo el concepto de que los derechos de las mujeres son derechos humanos, la libertad reproductiva, la violencia contra las mujeres, los derechos sociales y económicos, etc. en la agenda. Pero ha habido una fuerte reacción contra los derechos de las mujeres en la ONU y a nivel nacional en muchos países. En Viena, cuando logramos que “los derechos de las mujeres fueran derechos humanos” muchos de los que hoy se les oponen no se dieron cuenta de qué implicaría colocar el feminismo y los derechos de las mujeres en un marco de derechos humanos, y cuando entendieron lo que esto significa en términos de derechos reproductivos, sexualidad de las mujeres, el derecho de las mujeres a vivir libres de violencia, etc. se opusieron incluso más de lo que se habían opuesto en Viena. De alguna manera, obtuvimos ese logro un poco porque los tomamos por sorpresa. Ahora ya saben, y entonces nos enfrentamos a reacciones negativas. Pero no perdimos ninguno de los acuerdos o mecanismos, y en muchos casos ahora tenemos más tratados regionales, acuerdos y también hay una mayor conciencia.

AWID: Con los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) llegando a su fin en 2015 y una nueva agenda para el desarrollo siendo negociada, ¿qué oportunidades y amenazas percibe para avanzar los derechos humanos de las mujeres?

CB: En estas discusiones hay mucho que ganar para las mujeres, porque en muchos sentidos los derechos de las mujeres fueron un añadido en los ODM, no estuvieron realmente integrados. Por supuesto que las mujeres lograron utilizar los ODM para introducir perspectivas de género sobre todo en mortalidad materna, VIH y SIDA y educación. Pero ahora tenemos la oportunidad de influir para que haya un objetivo completo dedicada a los derechos de las mujeres y, sobre todo, para consolidar una agenda con metas específicas para ese objetivo, como la violencia contra las mujeres o los derechos sociales y económicos. En 2000 no estuvimos presentes en esas discusiones porque todavía trabajábamos desde la plataforma de Beijing. Fue un proceso muy cerrado y en ese momento no nos dimos cuenta que los ODM iban a ser el marco de referencia para el desarrollo durante los 15 años siguientes. Ahora ya tenemos más conciencia de esto y la oportunidad de integrar más una perspectiva de género y los derechos de las mujeres a toda la agenda.

La amenaza es que quienes se nos oponen también tienen conciencia de esto, y siempre cabe la posibilidad de que quedemos todavía más marginadas, aunque no creo que esto suceda. Lo que me parece es que ahora, el menos en el discurso, se está afirmando que las mujeres deberían ocupar un lugar central en esta agenda, y espero que podamos utilizar esta oportunidad para colocar puntos lo más específicos posible (a nivel nacional, regional y global) en esa agenda desde el comienzo mismo.

Es importante recordar que en 2015 también se cumple el vigésimo aniversario de la conferencia mundial de Beijing, así que tenemos los vigésimos aniversarios de Viena, Cairo, Beijing y creo que esta será una oportunidad, sobre todo a nivel regional (por lo que yo sé, es probable que haya conferencias regionales en 2014 y 2015) para celebrar Beijing Es una oportunidad para que las mujeres realmente expliquemos en detalle qué significan la igualdad sustantiva, la interseccionalidad, los derechos sociales y políticos todos juntos de maneras muy específicas para cada región, porque es allí donde hay actividad en términos de ideas nuevas. Sería bueno que no pensáramos solo en los ODM o el proceso Post 2015 sino también en lo que esto significa a nivel nacional y regional para los próximos dos años, dándonos a las mujeres una oportunidad para reafirmar “los derechos de las mujeres son derechos humanos” como marco permanente y no solo algo que una vez conseguimos. Este debe ser el marco dentro del cual pensemos los desafíos que todavía tenemos por delante para crear las condiciones necesarias para que las mujeres realicen y ejerzan plenamente sus derechos, en condiciones de igualdad.

Category
Análisis
Region
Global
Source
AWID