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Habitar la lengua, como se habita en los márgenes

En un contexto de globalización, donde el antiguo poder imperial perdió su primer puesto dentro del soft power para el beneficio de lxs anglosajonxs, las antiguas colonias francesas son las que hacen existir el francés aparte de Francia.


No son, ni Quebec ni Bélgica, quienes permiten a la lengua francesa estar en todas las instancias internacionales, sino más bien los países de África y el Caribe.

Durante una conferencia sobre empresas, un eminente consejero político francés se alegraba de que el francés se vuelva una de las lenguas más habladas en el mundo gracias a la demografía africana. Él destaco especialmente el inmenso potencial que representarían para Francia los contratos públicos, en particular aquellos referidos a los centros de atención telefónica con asalariadxs a muy bajo costo. De esto es de lo que se trata también la dominación cultural, es uno de los sectores del capitalismo neoliberal.

Yo nunca me pensé como francófona.

De hecho, dicha denominación no tiene sentido más que en los países donde existen otros grupos lingüísticos occidentales, como en los países de África, donde se separa entre anglófonxs, francófonxs y lusófonxs. Habiendo crecido en Francia, la nacionalidad francesa incluye de hecho el francés, ya que parecería que el francés pertenece a Francia. Es en Francia donde se deciden las «revoluciones» gramaticales, en Francia es donde reside la Academia Francesa, más aún, es Francia quien despliega, gracias a su red de liceos y alianzas francesas, la política de expansión del francés en el extranjero. De la misma manera que habito la nacionalidad francesa, habito la lengua francesa en los márgenes, en esos rincones en los cuales esta es utilizada para localizar y desmantelar las estructuras (neo)coloniales todavía vigentes. La francofonía, no son todxs lxs francesxs, no es el francés que hablo con mis amigxs, aquel forjado por lxs hijxs de aquellas y aquellos que no se suponía iban a permanecer, ni a ser numerosxs.

Participantes al Foro de AWID 2016

El francés de la francofonía es el francés normativo, el que permite acumular diplomas, el de los informes de la ONU, las obras literarias, no es incluso el francés de las regiones populares de Francia. En su tradición híper centralizada y jacobina Francia siempre se negó a otorgar el mínimo espacio a las lenguas regionales. El francés de la francofonía es un francés pensado para ser utilizado en cualquier lugar, en cualquier momento. Quizás un día, el francés de la francofonía tenga su propia jerga (argot), quizás dada su magnitud, se integren al francés las expresiones típicas de lxs francófonxs de Abiyán, de Casa o de Puerto Príncipe.

¿Quién sabe? Quizás un día el francés no pertenezca más a Francia.

Hasta ese día, la francofonía no es un espacio neutro de simple comunicación, se trata de un sistema sostenido por instituciones y sistemas de valores que continúan manteniendo, reproduciendo y legitimando la idea de la superioridad de la cultura francesa, y por extensión, occidental. No se trata de debates de ideas despegadas de la realidad, sino de consecuencias reales para los países anteriormente colonizados, donde el dominio del francés funciona como indicador social, por medio de la desvalorización de las lenguas locales.

Al mismo tiempo, para lxs hijxs de inmigrantes criadxs en Francia, el Estado a través de la Educación Nacional destila el menosprecio hacia las lenguas originarias de África o el Caribe, al promover el bilingüismo como un factor de riesgo para los problemas de aprendizaje dado que no se trata de una lengua occidental o dominante económicamente (japonés/chino). ¿Se debe recordar además, que las personas más precarizadas y marginadas en los países francófonos, hablan muy poco e incluso nada de francés?

Por lo tanto, cuando se habla de «espacio francófono», se habla de un espacio de comunicación para las personas que poseen suficiente capital cultural para integrar dichos espacios, y no de todas las poblaciones que viven en los países denominados francófonos.

Que existan lenguas que sean elevadas, por medio de la violencia colonial y/o capitalista, a lenguas internacionales, es un hecho.

Esta situación de hecho no puede sin embargo favorecer un espacio de lucha por la justicia global, de reflexión sobre las relaciones y la responsabilidad tanto de las organizaciones como de lxs activistas en la consolidación de posiciones de dominación cultural.

Descolonizar el mundo, los sistemas sociales, las culturas y los movimientos de justicia social es un trabajo largo, pero sobre todo exigente. Nuestra responsabilidad como movimiento es desafiar la normalización de la acumulación de poder y riquezas, que estas sean cuantificables económica o culturalmente. Al fin de cuentas ¿cómo se descoloniza la lengua que se habla?

Category
Análisis
Region
Global
Source
AWID