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El porqué necesitamos un ecosistema de financiamiento

De un paisaje disperso a un ecosistema interconectado: Cómo el financiamiento de las organizaciones feministas y por la justicia puede hacer más y mejor

Este artículo se basa en largas discusiones e increíbles contribuciones intelectuales de varias persona de AWID y de su universo, especialmente Fenya Fischer y Kamardip Singh. Agradecemos especialmente a Asa Elden, Nerea Craviotto y Shareen Gokal, Kellea Miller, y a quienes participaron del evento «Money and Movements» (Dinero y Movimientos) del consorcio Count Me In , que tuvo lugar en Naivasha, Kenia, del 11 al 14 de abril de 2018.

Nuevos cambios, mismas y viejas cuestiones

Si has pasado algún tiempo en un espacio feminista en la última década, has escuchado la pregunta: «¿Dónde está el dinero para los derechos de las mujeres?»

AWID, sus socixs y aliadxs han formulado esta pregunta desde principios de la década de 2000. Los resultados han demostrado que las organizaciones por los derechos de las mujeres carecen de fondos suficientes y muchas operan con menos de USD 20,000 al año y tienen poco acceso a un apoyo flexible, general y plurianual. Lxs activistas y financiadores han retomado esta investigación para incidir y cambiar el equilibrio de los recursos.

A pesar de algunos avances, después de años de monitoreo, investigación y cabildeo por más dinero que sea también mejor aplicado, el actual panorama de financiamiento dista mucho de ser adecuado para responder a las necesidades y demandas de los movimientos para promover los derechos y la justicia. Sigue lo que Michael Edwards, escritor y activista en el campo de la filantropía y la transformación social, denomina una "infraestructura", compuesta de pilares discretos de financiación, categorías de diferentes actores y sectores, cada uno con sus propios mecanismos de responsabilidad y estructuras de toma de decisiones y procesos1. Con la excepción de algunos fondos públicos, fondos de mujeres y rentas autogeneradas, la mayoría de estos pilares y sus procesos de toma de decisiones no se relacionan directamente con los movimientos.

Este paisaje disperso crea desafíos innecesarios para que las organizaciones y activistas en diferentes niveles puedan asegurar, monitorear y abogar por fondos.

Es hora de tomar un nuevo camino. Debemos alejarnos de pensar en el financiamiento en términos de una infraestructura con pilares y actores en compartimentos estancos y, en cambio, centrarnos en la interdependencia, la correlación, la complementariedad y el valor agregado. Argumentamos que una forma fructífera de hacer esto es a través de un ecosistema de recursos feminista. Este marco será un cambio, de un paisaje de financiamiento a un ecosistema de financiamiento, donde actores, sectores, mecanismos, fuentes interactúan de maneras más conectadas, coherentes y complementarias.

Entonces, ¿cómo llegamos allí?

Los flujos de financiamiento actuales para los derechos de las mujeres y organizaciones feministas se pueden describir como parte de tres pilares con una variedad de actores en cada uno.

Institucional:

Se trata de formas de recursos de financiación que incluyen apoyo filantrópico, gubernamental, bilateral y multilateral, y provienen del sector público, fundaciones privadas, y las ONG donantes nacionales e internacionales. A menudo son de gran cuantía y pueden usarse para financiar causas progresistas y a veces áreas con financiación insuficiente, pero también se guían completamente por las prioridades políticas cambiantes y/o las prioridades personales del donante.

Comercial:

Incluye financiamientos que utilizan el mercado para generar fondos para el cambio social. Incluye recursos generados comercialmente como tarifas por servicios, servicios sin cobro o emprendimientos empresariales, soporte corporativo e inversiones y un compromiso más amplio del sector privado a través de la Responsabilidad Social Corporativa o los brazos comerciales directos de las corporaciones. También incluye inversores privados que establecen y alcanzan sus propios objetivos sociales a través, por ejemplo, de marketing relacionado con causas o cuando parte del excedente está dedicado a causas sociales.

Financiación autogenerada por los movimientos:

el pilar de financiamiento autónomo incluye recursos autogenerados a través de cuotas de membresía, financiamiento colectivo, apoyo de la comunidad, intercambios entre grupos, círculos de donaciones, cooperativas, recursos mancomunados y la creciente importancia del financiamiento de la diáspora. En una era de reducción del espacio para la sociedad civil y lxs actores democráticos en general y de los derechos de las mujeres en particular, la financiación autónoma es cada vez más importante. Los principales actores bajo este pilar son lxs activistas feministas y los propios movimientos.

En términos de la cantidad de dinero que se destinará específicamente a los derechos de las mujeres y las organizaciones feministas desde el panorama actual, presentamos algunos números provenientes de investigaciones anteriores realizadas por AWID en el siguiente gráfico:

El enfoque ecosistémico nos desafía a pensar sobre el financiamiento de la transformación social de una manera radicalmente diferente. En lugar de entender el financiamiento como estructuras discretas y concretas con pilares y sectores, se basa ante todo en las necesidades y prioridades de los movimientos e identifica a los financiadores como agentes activos que colaboran para apoyar esas prioridades. En lugar de enfocarse en la escasez, se resaltan las posibilidades de abundancia y diversidad en el ecosistema de financiamiento.

En vez de fija y aislada, se reconoce a la transformación social como compleja e interconectada, partiendo de la idea de que «el todo es o puede ser más que la suma de sus partes». Y en lugar de ver a donantes y activistas del cambio social como desconectadxs y unx en función del otrx, reconoce la relación entre ambxs y los momentos en que se necesita unx u otrx.

Seamos más concretxs. Un ecosistema de financiamiento se compone de elementos diferentes, diversos y no siempre complementarios que, combinados, pueden ofrecer opciones para que diferentes tipos de organización prosperen en lugar de tener que cerrar o adaptarse a lo que está disponible. En este enfoque, un donante discreto ya no preguntaría «¿Cuál debería ser mi estrategia de subvención? ¿Qué debería priorizar?», sino más bien, «¿Qué papel puedo desempeñar - basado en mis activos y limitaciones particulares - para complementar y reforzar los recursos generales para los movimientos?». Esto obliga tanto a un análisis del estado actual de la organización y a una honesta conversación sobre cómo lxs financiadores interactúan y crean estrategias en diferentes sitios.

En un ecosistema saludable, impulsado por el movimiento, estas preguntas siempre deben combinarse con «¿Estamos apoyando colectivamente las propias prioridades de los movimientos? ¿Qué es lo que no estamos considerando?».

En un ecosistema, lxs financiadores no son sólo el apoyo económico que proveen. Son un punto particular dentro de un sistema mucho más grande de recursos entrelazados. Dentro de una sola institución, las fuentes de ingresos, desde las donaciones a los gobiernos a lxs donantes individuales, también se convierten en sitios de posible cabildeo y cambio social. También se coloca al financiamiento en un contexto más amplio de flujos generales de recursos – como el gasto militar mundial anual de USD 1,686 billones y la concentración del 50% de la riqueza mundial en un 1% de la población - para deshacer el mito de la escasez e identificar nuevas formas en las que podemos pensar en acceder a servicios y sistemas que podrían respaldar sociedades más justas.

Comparado con el enfoque actual de paisaje, dicho ecosistema estaría impulsado por cuatro principios: sería dinámico, complejo, interconectado y reflexivo.

Para los movimientos feministas, por la justicia de género y los derechos de las mujeres, el enfoque ecosistémico ayuda a respaldar y fortalecer la seguridad del financiamiento y, una vez más, pone la responsabilidad en lxs financiadores para comprender su propio poder y rol en un campo más amplio de recursos. Es importante destacar que el enfoque se redirige de la financiación impulsada por lxs donantes a la financiación impulsada por los movimientos.

En otras palabras, se aleja de cómo los donantes quieren, pueden y deben financiar la organización feminista, y se aproxima a lo que lxs activistas piensan que deberían ser los recursos. El equilibrio saludable que defendemos es uno en el que hay un mayor espacio para una gama más amplia de modelos de financiación, incluidos los que están liderados por las voces de los movimiento y con las prioridades centradas en los movimientos. También asegura que defensorxs, organizaciones y grupos no se vean afectados por los cambios repentinos en las prioridades y las direcciones de las fuentes de financiación homogéneas.

 


 

1Pasar del paisaje al ecosistema no significa que todo será armonioso, pacífico y libre de dominación. Imaginemos marismas, selva, desierto - a veces no armoniosos y ni pacíficos para algunxs, y ciertamente no libre de dominaciones. Pasar del paradigma paisaje al paradigma ecosistema no es un ejercicio intelectual ingenuo sino una propuesta experimental que, en el fondo, intenta desafiar la actual situación de financiamiento para las organizaciones feministas y por la justicia, que propone cambios y nuevas preguntas para todos lxs actores en el... si me atrevo a decirlo... ecosistema... que se sientan, juegan y se hacen cargo, juntxs.

Este artículo también está disponible como podcast.

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Category
Análisis
Region
Global
Source
AWID