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Solidaridad: Entretejer múltiples causas, identidades y luchas

Fui una adolescente confundida.

Al llegar a la pubertad, mi repentino poder reproductivo sumado al ostracismo que me impusieron me dejaron atónita. Aunque gozaba de perfecta salud y solo era muy delgada, siempre se burlaron de mí por ser una niña «desnutrida». Me cegaron las cremas blanqueadoras que una y otra vez me refregaba sobre la piel oscura. Luché contra mi imagen corporal, y me fui abriendo camino a través de distintos «ismos», entre ellos los muchos feminismos con los que me fui encontrando (y continúo encontrándome) en la vida.

Y todo ese tiempo, lo que me dio fuerzas fue la sensación de solidaridad. La solidaridad que sentí con alguna experiencia, alguna lucha, algún movimiento. Por supuesto que en ese entonces aún no había siquiera empezado a pensar en el concepto de solidaridad y lo que significa.

Cuando pienso en mis experiencias como niña y como mujer, y en lo que significa vivir en una sociedad profundamente patriarcal, prejuiciosa, sexista, racista, que discrimina por discapacidad y por edad, muchas veces me pregunto qué fue lo que influyó sobre mi mirada política feminista. ¿Fue el aislamiento al que me sometieron? ¿Los estándares injustos de belleza que se aplican a las mujeres? ¿Las innumerables veces que escuché y viví historias de sobrevivir a la violencia?

Todo esto se fue sumando. Pero la capacidad de ver las distintas luchas y formas de opresión para poder relacionarlas entre sí fue lo que fortaleció mi feminismo, así como mi disponibilidad para sentir empatía (y no lástima). Estos son todos elementos que ayudan a romper compartimentos estancos, crear solidaridad y desarrollar la sensación de ser hermanas.

Como alguien que se define de piel oscura, con una actitud positiva hacia el sexo, feminista y de la India, sé que las causas que me apasionan surgen del contexto en el que estoy inserta. Elegí en forma deliberada luchar contra determinadas injusticias que me afectan en lo personal.

Esto no significa que desmerezca las luchas con las que no me identifico directamente, sino que alude a la necesidad de que cada quien defina su activismo y decida cómo relacionarse mejor con quienes son «lxs otrxs».

Por ejemplo, mi activismo feminista nunca me hizo vincularme con lxs ambientalistas y sus luchas.

Lo que sé sobre el impacto del cambio climático sobre las mujeres se limita a lo que aprendí leyendo libros y artículos. Pero gracias a mi trabajo he comenzado a entender que causas aparentemente muy alejadas de las que reivindico como «mías» guardan una estrecha relación con ellas. El asesinato de Berta me golpeó tanto a mí como a mis amigxs latinoamericanxs que son feministas y ambientalistas. Sé que la lucha por justicia para Berta solo alcanzará su verdadero potencial cuando todxs se sumen. Y la solidaridad ayuda a que este activismo en el que existen lo «mío» y lo «tuyo» se vuelva obsoleto.

En medio de todas las luchas que libramos, de los movimientos que construimos, de las amistades y alianzas que formamos, y del poder y las estructuras que desmantelamos, construir solidaridad es una de las cosas más importantes que hacemos para mantenernos fuertes, motivadxs y con la pasión suficiente para continuar trabajando. Nuestros activismos a menudo se superponen y es la solidaridad la que nos hace entrar en contacto con luchas que nunca pensamos que existían o que necesitaban espacio para crecer.

La solidaridad significa reconocer los esfuerzos de compañerxs feministas, amigxs y aliadxs, y valorar en público su trabajo.

Sentir curiosidad de saber más acerca de las injusticias que enfrentan mis compañerxs activistas. Adoptar la lucha de otrx, como aliadx o persona que apoya, aun si una nunca vivió esa particular forma de opresión. Dar un paso atrás y dejar espacio para que sean las voces de lxs más marginadxs las que lideren. Aprender a detenernos un momento y reflexionar sobre todo lo que hasta ahora hemos logrado juntxs. Y significa también cuidarnos a nosotrxs mismxs y a lxs otrxs para apoyarnos y que podamos continuar haciéndonos presentes cuando lxs otrxs nos necesitan, hasta que logremos que haya justicia para todxs.

Ahora he aprendido a encontrar un equilibrio entre mis múltiples identidades, culturas, continentes y contextos. Siento curiosidad por los movimientos innumerables y paralelos que ocurren en los rincones más remotos del mundo, protagonizados por personas tan jóvenes y apasionadas como yo. Como activista joven feminista, esto me ha hecho sentir más responsable de reconocer y darle mayor visibilidad al trabajo de lxs otrxs.

 


Deepa Ranganathan

Deepa es una activista joven feminista que ha vivido y explorado su feminismo en diferentes ciudades de la India. Le interesan el género y los medios, el género y la cultura pop, y la literatura feminista dentro de la que siente un hambre intenso por todo lo que sea literatura erótica. Es Coordinadora de Comunicaciones de FRIDA Fondo de Jóvenes Feministas, un fondo mundial liderado por jóvenes que se dedica exclusivamente a apoyar los procesos organizativos de jóvenes feministas en todo el mundo.

Category
Análisis
Source
AWID / YFA