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Recordar a lxs activistas asesinadxs es importante... pero no suficiente

Mi organización publica todos los años tributos virtuales a lxs activistas fallecidxs. Lo que realmente necesitamos es que los estados garanticen su seguridad.


Trabajo para una organización por los derechos de las mujeres que publica tributos virtuales anuales a activistas que han muerto o que han desaparecido durante el año. Compilamos epitafios basados en testimonios de sus seres queridos, sus comunidades, y las instituciones a las que pertenecían. Recolectamos sus imágenes, ilustrando y estilizando los tributos para que tengan un mayor impacto visual.

La codicia y la violencia patriarcal amenazan constantemente las vidas y el bienestar de demasiadas mujeres y personas no binarias, en particular del Sur Global, y de personas negras, queer, trans, de color e indígenas. Solo este año, más de la mitad de lxs 72 activistas (62.5%) conmemoradxs en nuestros tributos fueron asesinadxs o desaparecidxs, algunxs en «circunstancias sospechosas» y otrxs en medio de la violencia explícita y específica.

De estas historias surge un patrón. Pienso en Elise Ama Esso, una activista por los derechos de las mujeres cuya vida de trabajo por los derechos humanos en Togo supera ampliamente cualquier posible memorial; en Patricia Villamil Perdomo de Honduras, que defendía los derechos de las personas migrantes, incluso a pesar de la amenaza de los carteles de droga del otro lado de la frontera; y en Gauri Lankesh de India, que escribía en defensa de los derechos humanos de las personas dalit y condenaba el sistema de castas.

Mi equipo analizó las biografías de estxs activistas, estudiando, algunos días, ocho o más de sus historias cada vez. La exhibición fotográfica virtual que hemos organizado es un repositorio de vidas, memorias, y trabajo transformador. Breves registros de grandes legados. Adopté el hábito de encender una vela cuando leo sobre ellxs, aunque este gesto me resulte demasiado nimio.

Recuerdo también lo que la escritora haitiana-estadounidense Edwige Danticat dijo sobre la reflexión de Audre Lorde respecto de la mortalidad, durante su lucha contra el cáncer de mama. Entre otras cosas, Danticat observó que la feminista negra queer rehusó a reducir su propia historia a un relato de pérdida.

Después de su mastectomía, cuando no podía escribir, Lorde registró sus pensamientos en cintas de casete. Sobre estas grabaciones, Danticat dijo: «Lorde se está reprendiendo a sí misma, incluso en su momento más débil. Aunque se ha convertido tanto en una escritora como en una documentadora de un cuerpo moribundo, no quiere escribir solo sobre la pérdida y el desconsuelo. No quiere que la historia central sea el morir».

Sería absurdo limitar nuestro interés en Lorde a las historias sobre su muerte. Esto disminuiría su legado emocional e intelectual y, lo que es más importante, su humanidad. Lo mismo se aplica a las historias de lxs activistas que hemos perdido.

Por otro lado, el duelo es un acto de sanación. Y para quienes están cerca de la persona fallecida, a través de una conexión personal o de una identidad compartida, es un proceso difícil que habla del costo humano de la liberación.

Contar lxs muertxs es algo horrible, especialmente cuando demasiadxs de lxs activistas que hemos perdido han muerto debido a su activismo y su género, y a la defensa del territorio, de los recursos naturales y de los derechos humanos fundamentales.

Los estados tienen la responsabilidad de respetar, proteger y crear un ambiente habilitante para las defensoras de los derechos humanos en todas partes. En este sentido, demasiados estados están actualmente en falta.

Durante los 16 Días de Activismo contra la Violencia de Género de este año, por favor únanse a otras personas de todo el mundo para recordar a lxs activistas que tanto han dado a nuestros movimientos, y reclamen a sus gobiernos para que garanticen la seguridad de lxs defensorxs en todo el planeta.

 

Visiten el tributo virtual a las defensoras de derechos humanos.

Compartan sus historias de activistas que ya no están con nosotrxs.


El artículo original fue publicado en openDemocracy 50.50

Sobre la autora

Valérie Bah, feminista negra de la diáspora haitiana y coordinadora de AWID, reflexiona sobre el BFF y habla con feministas negrxs de Sudáfrica, Grenada, Canadá y Francia sobre sus luchas interconectadas pero singulares.

Category
Análisis
Region
Global