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La actual epidemia del Ébola en África Occidental desde la mirada de género

NOTAS DE LOS VIERNES: El último informe sobre la situación del brote de enfermedad por el virus del Ébola de la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que la cantidad de muertes en la actual epidemia es de 9400 con cerca de 23300 personas infectadas[1]. AWID se entrevistó con activistas de Liberia para conocer más acerca del impacto de la epidemia sobre las mujeres y las niñas en la región.

Por Mégane Ghorbani

Siendo evidente en marzo de 2014, y habiéndose ya propagado en Liberia y Guinea-Conakry, la crisis epidemiológica asociada al virus del Ébola[2] y la situación de emergencia de la salud pública internacional que de ella resulta, no fue oficialmente destacada hasta el mes de agosto de 2014 por la OMS. Concentrada principalmente en Liberia, Sierra Leona y Guinea, el número de casos de personas infectadas alcanza también a otros países de África, América del Norte y Europa. Esta epidemia afecta de manera desproporcionada a las mujeres, quienes constituyen el 75% de las y los enfermas/os en Liberia, según el Ministerio de Salud. Comprender las razones de esta desigualdad, así como las consecuencias relacionadas con la vulnerabilidad de las mujeres y niñas en esta crisis, resulta por lo tanto esencial para poner fin a la misma.

Sistemas de salud pública deficientes

El virus del Ébola, conocido desde hace 40 años, ha golpeado severamente los países cuyos sistemas de salud pública son deficientes e incluso inexistentes. Tal como lo explica Caroline Bowah Brown, Directora nacional de la organización Medica Mondiale en Liberia, “Luego de diez años de paz[3], nos preguntamos dónde están los beneficios de la paz para las mujeres. Luego de diez años, carecemos de buenas rutas, de servicios de salud y la corrupción siempre desvía los recursos necesarios para el desarrollo. Si esto estuviera en orden, el Ébola no nos hubiera golpeado tan fuerte. Imagínese que teníamos de 3 a 5 ambulancias en todo el país en plena crisis del Ébola”. A comienzos del año 2014, Liberia no contaba más que con una cincuentena de médicos para 4.3 millones de habitantes.

Para los investigadores Alexander Kentikelenis, Lawrence King, Martin McKee y David Stuckler, esta deficiencia de los sistemas de salud en Guinea, Sierra Leona y Liberia se debe principalmente a las exigencias del Fondo Monetario Internacional en materia de ajustes presupuestarios para la implementación de programas de reformas económicas, que son la contrapartida de los acuerdos por préstamos, y que se traducen especialmente en una reducción de los gastos públicos, una baja de salarios en el sector público y una descentralización de los sistemas de salud. Una investigación del Banco Mundial demuestra asimismo que Liberia y Sierra Leona forman parte de los países más dependientes de la ayuda exterior, 94% y 85% respectivamente, para el financiamiento de sus redes de seguridad social.

El último informe sobre el seguimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio en África revela que en Guinea y Liberia, menos del 50% de los nacimientos son asistidos por personal calificado, mientras que esta tasa se eleva a 62,5% en Sierra Leona. A pesar de ciertos progresos alcanzados estos últimos años, Liberia y Sierra Leona muestran las tasas de mortalidad materna más elevadas del mundo, habiendo registrado 770 y 890 casos de muerte respectivamente en el 2010.

La epidemia del Ébola, un proceso social desigual

Según el antropólogo Brooke Grundfest Schoepf, las “epidemias son procesos sociales influenciados por la historia, la política, la economía, la cultura, la organización y la dinámica social”. Como otros procesos sociales, la epidemia del Ébola es entonces un vector que acrecienta las desigualdades de género ya existentes en esos países. Para Antoinette Sendolo, periodista y representante de la juventud en el seno del Consejo de Administración de la Young Women Christian Association of Liberia (Asociación de Mujeres Jóvenes Cristianas de Liberia) “en nuestra historia reciente, el virus mortal del Ébola se ha vuelto el enemigo número uno en Liberia, poniendo a las mujeres y niñas en un riesgo muy elevado de muerte, pérdida de ingresos, pérdida de lazos familiares, pérdida de movilidad social, retraso en la educación formal y el desarrollo profesional”.

Debido a normas que diferencian los roles sociales en el seno de la sociedad en función del sexo, las mujeres constituyen la mayoría de las víctimas de la epidemia. Las expectativas sociales ante el rol de asistencia de las mujeres para con los enfermos, ya sea en el seno del hogar o en el ámbito de la salud pública, así como su rol tradicional en los ritos funerarios, las exponen a riegos más serios que los hombres para contraer el virus. Caroline Bowah Brown explica que “las mujeres son las primeras en prestar asistencia sanitaria en la casa y en la comunidad en general”. Un miembro de la familia enfermo tendrá más tendencia a ser asistido por una mujer de la familia que por un hombre. Tradicionalmente, ese rol pertenece a las mujeres. Esto ha expuesto más a las mujeres al virus que a los hombres. Sucede lo mismo con sus roles de trabajadoras sanitarias”.

Por otra parte, la epidemia del Ébola afecta más a las mujeres que a los hombres debido a su desigual acceso a la asistencia sanitaria. De acuerdo con un informe del Urgent Action Fund Africa (Fondo para Acción Urgente en África) que aboga por la integración de la perspectiva de género y los derechos de las mujeres en la respuesta a la epidemia del Ébola, es especialmente debido a su concentración en el sector informal y en las actividades domésticas, que las mujeres no son provistas del seguro por enfermedad o de medios prevención contra el virus del Ébola, con lo cual resultan ser la más infectadas.

Antoinette Sendolo afirma que “lo peor es que muchas mujeres carecen de competencias y conocimientos básicos en materia de primeros auxilios para hacer frente a un virus mortal como el del Ébola. La elevada tasa de analfabetismo es un factor principal del incremento de esta precaria situación de las mujeres a través de la epidemia del Ébola en Liberia”.

Una crisis profunda y multidimensional

Además de sus consecuencias directas sobre las mujeres infectadas por el virus, la epidemia del Ébola y particularmente la gestión improvisada de la crisis originaron una pérdida de confianza de la población frente al personal sanitario. El temor al contagio, especialmente por parte de los equipos médicos, llevó además al asesinato de ocho personas que desarrollaban actividades de sensibilización en Guinea en septiembre de 2014. Propagado por Liberia y Sierra Leona, ese temor fue reforzado por medidas de militarización de las fronteras y el cierre de los hospitales, y condujo a la huida de una parte del personal sanitario. Por lo tanto, esto expandió además otras enfermedades, y aumentó la falta de atención médica. Más precisamente, fue esto entonces el origen de nuevos desafíos relacionados con la salud maternal. Puesto que la asistencia a las mujeres durante sus partos se vio reducida, volviéndose incluso inexistente en algunos barrios. Caroline Bowah Brown cuenta haber visto mujeres dar a luz en las calles dado que los centros de salud estaban cerrados y el personal sanitario temía atender pacientes por miedo a contraer el virus. Algunas de ellas murieron de ese modo. Paralelamente, el temor a contraer el virus entre las mujeres embarazadas las llevó también optar por un parto sin asistencia. Según estimaciones del UNFPA de fines de octubre de 2014, más de 800.000 mujeres en Guinea, Sierra Leona y Liberia, van a dar a luz en los próximos 12 meses. Entre ellas, más de 120.000 morirán por complicaciones si no se les proporcionan intervenciones de salvataje dentro de la asistencia obstétrica de emergencia.

A nivel socio-psicológico, la epidemia del Ébola originó además discriminación y traumas psicológicos. Incluso ya curadas, las personas alcanzadas por el virus siguen siendo consideradas una amenaza y son rechazadas por sus comunidades. En algunos hogares, mujeres que llevaban su certificado de cura fueron a veces expulsadas por su marido junto con sus niños. Según Agnes F. Kortimai, Directora ejecutiva de la organización de mujeres rurales ZODWOC (Zorzor Women Care Inc), “aquellas que sobrevivieron son rechazadas o discriminadas. Algunas deben además asistir a las/los niñas/os de sus familiares que han quedado huérfanas/os” Caroline Bowak Brown agrega que “la actual situación sanitaria ha agravado la situación de las mujeres y niñas, lo cual va tanto de la reducción de sus medios de existencia hasta aumento de su vulnerabilidad ante la violencia. El impacto psicológico está también presente. Perdimos miembros de nuestra familia, amigos. Era una pesadilla. Algunas mujeres casi sin fuentes de ingresos de repente se encontraron al frente del hogar, sin sus maridos, debiendo ahora asumir la responsabilidad familiar. En uno de nuestros sitios de operaciones por ejemplo, una niña que sobrevivió al virus se volvió el principal sostén financiero después de la muerte de sus padres. Ella dijo “no estoy lista para este rol pero ¿qué otra cosa puedo hacer? Debo ocuparme de mis hermanos y hermanas”. No acababa de comenzar su segundo año de escolaridad”. La reinserción psicológica, social y económica de las/los sobrevivientes constituye entonces un desafío crucial.

Por consiguiente, las economías de Liberia, Guinea y Sierra Leona fueron desbastadas por la epidemia, especialmente por los cambios de comportamiento inducidos por el temor al contagio, y que probablemente tendrán efectos a largo plazo. El cierre de las fronteras y el abandono de las granjas fueron particularmente la causa del alza de precios de los productos alimentarios así como de la inseguridad alimentaria. Según un informe del banco Mundial, el impacto económico de la crisis en los tres países podría alcanzar a los 209 millones de dólares si se demora en contener la epidemia. Las tasas de crecimiento en Guinea, Sierra Leona alcanzarían respectivamente el 2,4% y el 0% en 2015, mientras que Liberia estaría probablemente marcada por un crecimiento negativo. Debido a un efecto cascada en el seno del áfrica Occidental, toda la región podría perder hasta 32,6 millones de dólares en 2014 y 2015. En vista del elevado número de mujeres de Liberia dentro de los sectores informales agrícolas y comerciales, estas consecuencias económicas tendrán probablemente además un efecto a largo plazo sobre la pauperización femenina y el acceso de las mujeres al mercado laboral formal.

A pesar de la movilización de la sociedad civil así como de las autoridades a escala nacional, regional e internacional para frenar la epidemia, a través de campañas de información, la creación de centros de tratamiento del Ébola o del apoyo financiero de las organizaciones internacionales, plasmado el 30 de enero del 2015 en el lanzamiento del Fondo Solidario para la lucha contra el Ébola de la Unión Africana; las respuestas ofrecidas a esta crisis no toman suficientemente en cuenta las implicaciones asociadas al género. Caroline Bowah Brown nos dice “lo que sucede en las intervenciones humanitarias es que no hay una consideración deliberada del género cuando sabemos que los efectos sobre las mujeres son diferentes y a menudo, enormes” Si no se toma en cuenta el género, a nivel de los efectos tanto a corto, como a mediano y largo plazo para las mujeres y niñas, la gestión de la crisis del virus del Ébola seguirá siendo por consiguiente ineficaz.

[1] Según las y los expertos, estas cifras son groseramente subestimadas.

[2] El virus del Ébola, descubierto en 1976, se transmite al ser humano a partir de los animales salvajes ya infectados, luego se propaga por transmisión intrahumana. Para saber más al respecto, ver http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs103/es/

[3] La guerra civil que afectó a Liberia a partir de 1990 finalizó en el 2004.

 

Category
Análisis
Region
África
Source
AWID