
Maria Auxiliadora Escalante Diaz

Young feminist activists play a critical role in women’s rights organizations and movements worldwide by bringing up new issues that feminists face today. Their strength, creativity and adaptability are vital to the sustainability of feminist organizing.
At the same time, they face specific impediments to their activism such as limited access to funding and support, lack of capacity-building opportunities, and a significant increase of attacks on young women human rights defenders. This creates a lack of visibility that makes more difficult their inclusion and effective participation within women’s rights movements.
AWID’s young feminist activism program was created to make sure the voices of young women are heard and reflected in feminist discourse. We want to ensure that young feminists have better access to funding, capacity-building opportunities and international processes. In addition to supporting young feminists directly, we are also working with women’s rights activists of all ages on practical models and strategies for effective multigenerational organizing.
We want young feminist activists to play a role in decision-making affecting their rights by:
Fostering community and sharing information through the Young Feminist Wire. Recognizing the importance of online media for the work of young feminists, our team launched the Young Feminist Wire in May 2010 to share information, build capacity through online webinars and e-discussions, and encourage community building.
Researching and building knowledge on young feminist activism, to increase the visibility and impact of young feminist activism within and across women’s rights movements and other key actors such as donors.
Promoting more effective multigenerational organizing, exploring better ways to work together.
Supporting young feminists to engage in global development processes such as those within the United Nations
Collaboration across all of AWID’s priority areas, including the Forum, to ensure young feminists’ key contributions, perspectives, needs and activism are reflected in debates, policies and programs affecting them.
Pensamos que la economía, el mercado, el sistema financiero y las premisas sobre las que se basan son todas áreas fundamentales para la lucha feminista.
Por eso, nuestra visión de una economía justa va más allá de promover los derechos y el empoderamiento de las mujeres en una economía de mercado, sino que busca evaluar el rol que juegan las opresiones de género en dar forma al modelo económico y ver como podemos transformarlo para garantizar la justicia de género y económica.
No estamos comenzando de cero ni estamos solas en nuestro intento de presentar propuestas feministas para una economía justa. Muchas de nuestras propuestas ya han sido presentadas o existen en la práctica de las diversas comunidades que confrontan y desafían a los sistemas económicos dominantes basados en el mercado y el crecimiento.
También somos concientes de las limitaciones que algunas alternativas presentan para abordar las injusticias del actual sistema capitalista a escala global. No siempre las propuestas a nivel micro son la respuesta a los problemas macro, si bien representan espacios importantes de resistencia y construcción de movimientos.
Sin embargo, las alternativas feministas para una economía justa son fundamentales para socavar el sistema y para aprender a generar cambios transformadores y sistémicos. No podemos presumir de ofrecer un relato exhaustivo ni completo acerca de cómo crear un modelo económico feminista justo, o varios modelos de esa clase. Lo que sí podemos hacer es recoger elementos de diálogos con otros movimientos (sindicales, ambientales, rurales y de campesinxs) para formular propuestas que nos permitan acercanos a esa visión.
El modelo neoliberal que dirige la economía global ha demostrado una y otra vez su incapacidad para hacer frente a las causas estructurales de la pobreza, las desigualdades y la exclusión. Lo que en realidad ha hecho el neoliberalismo ha sido contribuir a crear y exacerbar esas injusticias.
En estas últimas tres décadas, las políticas dominantes para el desarrollo se han caracterizado por la globalización, liberalización, privatizaciones, financialización y ayudas condicionadas, y han destrozado los medios de vida de la población. El recorrido de estas políticas también ha estado marcado por la profundización de desigualdades, las injusticias con marca de género y la destrucción ambiental que el mundo ya no puede continuar soportando.
Hay quienes no dudan en sostener que el crecimiento económico, que debe ser facilitado dando plena libertad a las grandes corporaciones y empresas, puede generar y sostener una una marea alta que (con el tiempo) levante todos los barcos.
Sin embargo, la noción de desarrollo que ha prevalecido durante las últimas décadas, construida sobre la premisa de un crecimiento económico ilimitado, está atravesando una crisis ideológica.
El mito del crecimiento económico como panacea para todos nuestros problemas está perdiendo cada vez más prestigio.